En 2 semanas 10 millones pierden empleo en EU

En 2 semanas 10 millones pierden empleo en EU
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El estrago económico más fuerte que ninguna recesión reciente haya visto está desquiciando los empleos, la fuente de sustento de las familias. Ayer, Estados Unidos acumuló una cifra sin precedentes: 9.9 millones de personas se quedaron sin trabajo, en sólo dos semanas, derivado de una avalancha de despidos por el cierre de negocios impuesto para evitar una propagación mayor del coronavirus.

Sólo en la última semana 6.6 millones de estadounidenses tramitaron el seguro de desempleo. El problema ahora, aunado a la crisis que esto conlleva después de que el presidente Donald Trump presumiera la bonanza económica por las bajas tasas de desempleo durante su administración, es que esta enorme población sin un puesto laboral no podrá cobrar el cheque con el que el gobierno lo ampara hasta al menos el próximo mes.

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Y es que después de que el Congreso promulgara un histórico rescate económico de 2.2 billones de dólares, el paquete más robusto que jamás se había aprobado para una emergencia en tiempos de paz, hay una importante traba burocrática: pues hasta que los estados no actualicen sus reglas para hacer valer esta ley, las personas se quedarán sin trabajo y sin apoyo, además con el temor de enfrentarse al contagio.

Han surgido informes de fallas en las oficinas, líneas telefónicas ocupadas y otros problemas para presentar trámites en todo el país. Algunos estados aún procesan reclamos de desempleo en sistemas informáticos que tienen décadas de antigüedad y utilizan lenguajes de codificación anticuados.

Hace dos semanas, los estados pudieron procesar 3.3 millones de peticiones de seguro de desempleo, unas cinco veces el número más alto que han reportado en una semana de la historia reciente.

En tiempos normales, toma a los trabajadores de dos a tres semanas obtener su primer cheque de amparo. Pero éstos no son tiempos normales, y los estados podrían tomar más tiempo de lo normal para validar todas las solicitudes.

Además, los apoyos especiales a los desempleados por el Covid-19, cubiertos por la ley de los 2.2 billones, requiere poner en marcha el programa de Asistencia de Desempleo Pandémico (PUA, por sus siglas en inglés), que permite a los trabajadores independientes recibir ayuda; sin embargo, para poner en marcha ese esquema, el Departamento de Trabajo necesita emitir pautas y regulaciones a los estados, quienes deben estar preparados para implementarlos, actualizar sus propios procesos y sus sitios en Internet.

Pero el departamento aún no ha emitido estas pautas y regulaciones, y no ha dado una indicación de cuándo podría hacerlo. Para complicar aún más las cosas, algunos estados pueden hacer cambios por acción ejecutiva, mientras que otros pueden necesitar cambios legislativos, una dificultad cuando muchas legislaturas están fuera de sesión por la cuarentena.

La combinación de demoras burocráticas, tecnología y una fuerza laboral no preparada para lidiar con la avalancha de nuevos desempleos significa que algunas personas tendrán que buscar apoyo de otro lado, al menos mientras llegan sus estímulos federales.

Estas cifras de desempleo son peores que las estimaciones más sombrías de los economistas y reflejan un creciente daño a la economía estadounidense a medida que avanza la pandemia y las medidas de confinamiento se agudizan.

“Casi cada estado (que reportó sus cifras de pedidos de subsidios por desempleo) citó al Covid-19 como motivo”, indicó el Departamento de Trabajo, que muestra impactos más marcados en sectores como la hotelería, la actividad manufacturera y el comercio minorista.

Alerta en Nueva York: sólo hay equipos para los próximos 6 días

El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, advirtió que el estado con más infecciones de coronavirus en EU agotará su arsenal de ventiladores –útiles para tratar a enfermos en hospitales— en seis días, lo que generó nuevas preocupaciones sobre los suministros.

“Al índice actual, tenemos alrededor de seis días de ventiladores”, y agregó que la escasez es “preocupante”.

Después de este anuncio, el presidente Donald Trump anunció la ampliación del uso de la Ley de Producción de Defensa para obligar a varios fabricantes de cualquier industria a obtener suministros para ventiladores.

“El pedido de hoy salvará vidas al eliminar los obstáculos en la cadena de suministro que amenazan la rápida producción de ventiladores”, dijo Trump.

El magnate se había enfrentado antes a presiones para que activara este mecanismo de guerra, pues la construcción de ventiladores es más complicada porque se requiere la fabricación de sus piezas, difíciles

de encontrar en el mercado.