Régimen condena respuesta conjunta

Dispara Norcorea dos misiles más al mar de Japón

Responde régimen a disuasión de EU y Corea del Sur con más proyectiles; este último país asegura estar preparado en estrecha colaboración con los estadounidenses

En la imagen, un canal de noticias en estación del tren en Seúl.
En la imagen, un canal de noticias en estación del tren en Seúl.Foto: AP
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El régimen de Norcorea condenó la respuesta balística de Estados Unidos y Corea del Sur a sus pruebas de misiles y lanzó dos proyectiles de corto alcance como advertencia de que ningún acto de disuasión detendrá sus actividades.

A menos de 24 horas de que esos gobiernos se unieran para disparar cuatro misiles contra blancos simulados y que el gobierno de Joe Biden redirigiera el portaaviones Ronald Reagan en el mar del Este, las fuerzas de Kim Jong-un redoblaron sus objetivos y provocaron nuevamente a estas naciones.

Dicho desafío incluyó nuevamente a Japón, pues las armas rozaron nuevamente su territorio sólo dos días después de que un misil sobrevoló la isla, lo que desató las alertas ante un posible impacto en la región, el cual finalmente no ocurrió, pues el IRMB —de largo alcance— cayó en el océano Atlántico.

Sin embargo, sí aumentó las tensiones entre las naciones asiáticas, pues fue el de mayor alcance en los últimos días y el nuevo incidente es el sexto en una semana, de acuerdo con el gobierno japonés, que tachó de “intolerable” la conducta del ejército norcoreano.

Según datos del Estado Mayor Conjunto surcoreano, retomados por la agencia asiática Yonhap, los lanzamientos ocurrieron con una diferencia de apenas 22 minutos desde la zona de Samsok, como muestra del poderío y arsenal que tienen para responder si la nación vecina insiste en replicar estos actos. En dichas acciones no hubo peligro, pues medios locales informaron que no hubo incidentes, pues ambos proyectiles cayeron en aguas internacionales.

Dicho número de objetivos lanzados es el mismo que cada nación en disputa usó un día antes, aunque uno de los de Seúl colapsó poco después del lanzamiento y se impactó en tierra, sin un saldo de víctimas que lamentar, pero con daños por el incendio en la base militar desde la que se disparó.

Ante esta nueva provocación de

Pyongyang, el gobierno de Yoon Suk-yeol sostuvo que “nuestro ejército mantiene una postura de preparación total en estrecha cooperación con EU”, aunque no adelantó si preparan una respuesta como la del pasado 4 de octubre.

Asimismo, detalló que reforzarán la vigilancia militar para responder ante las acciones bélicas que el régimen vecino insiste en realizar.

Al respecto, su oficina adelantó que ante las preocupaciones por estas nuevas incitaciones el mandatario dialogará por teléfono con el primer ministro japonés, Fumio Kishida, hoy mismo, a unas semanas de coincidir en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El objetivo es definir una estrategia para evitar esta escalada que amenaza a toda la región o hacer un pronunciamiento en conjunto.

Previamente, las fuerzas de Jong-un recriminaron la escalada al atribuir estos actos a Estados Unidos y advirtió que el uso del portaaviones supone una “grave amenaza” a la Península y a la estabilidad de las Coreas —pese a las diferencias históricas que mantiene con Seúl—. Asimismo, puntualizó que no dudará en contraatacar los supuestos simulacros que realizan los ejércitos vecinos y de

Washington desde hace días en la zona, sin precisar qué otras acciones prevé.

No obstante, la gestión de Biden evitó la polémica y reiteró que el buque está en la región desde hace semanas para ejercicios marítimos junto a Seúl y Tokio, lo que recuerda que hace unas semanas se vivió un escenario similar en aguas orientales con disparos de municiones reales de China, debido a los choques entre Taiwán, respaldado por EU, y la potencia de Xi Jinping, que cuenta con apoyo norcoreano y ruso.

Además, los amagos de Pyongyang suponen también un desafío a la ONU que al tiempo de estos disparos estaba en una sesión del Consejo de Seguridad para tomar acciones conjuntas ante la insistencia de ese país a realizar pruebas, pese a la prohibición. Dicho encuentro lo promovió el gobierno estadounidense, según declaraciones de la embajadora ante el organismo, Linda Thomas-Greenfield.

DGM