Mando militar recupera el pulso latinoamericano

Mando militar recupera el pulso latinoamericano
Por:
  • evert g castillo

Los ejércitos que tanto reprimieron a los pueblos latinoamericanos entre 1960 y 1990 parecen recuperar el protagonismo con el que derribaron gobiernos y aseguraron el orden a punta de las armas. Los presidentes de Chile, Ecuador, Perú, Bolivia y Colombia, todos civiles elegidos democráticamente, rebasados por el malestar en las calles, han tenido que apelar o sugerir la fuerza del Estado, encarnada en los militares.

Además de las escenas de enfrentamientos entre civiles y uniformados, destacan las imágenes con las que los líderes se aseguran de demostrar que cuentan con el respaldo de la Fuerza, aunque no gocen del aval ciudadano.

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El primer ejemplo sucedió en Perú, a principios de octubre, donde pocas horas después de que el Congreso suspendiera al presidente Martín Vizcarra por “incapacidad temporal”, el mandatario publicó una fotografía en la que se le ve arropado por los mandos castrenses.

Una semana después, Ecuador, en medio de las crecientes protestas contra la decisión de eliminar los subsidios a los combustibles, el presidente Lenín Moreno ampliaba el decreto del Estado de excepción, que permitió a la Armada actuar para aplacar los disturbios.

[caption id="attachment_1061836" align="alignnone" width="696"] Martín Vizcarra, de Perú, frustró una suspensión al mostrar el apoyo de sus generales. Foto: AP[/caption]

También en Chile, el presidente Sebastián Piñera, en un mensaje televisado, se hizo ver junto al general del Ejército, Javier Iturriaga. Por primera vez, el país se veía declarado en Estado de emergencia desde que volvió la democracia tras el régimen de Augusto Pinochet.

Al final del recorrido, Bolivia mostraba otra foto emblemática, en la que la presidenta interina, autoproclamada en ausencia de los Poderes civiles, recibía de un mando militar la banda presidencial que dejó vacante Evo Morales.

En entrevista para La Razón, el experto de la UNAM, Héctor Herrera, ponderó que estos cuadros recurrentes se deben en gran medida a la baja popularidad que tienen los actuales líderes, en particular en los países que viven disturbios.

“Las personas se sienten menos representadas. Tenemos a un Iván Duque (presidente de Colombia) con una popularidad decreciente, a Chile, cuyo presidente, Sebastián Piñera, tiene niveles de aprobación de 5 por ciento”. Esta situación, agregó, conduce a que no haya más remedio que recurrir a la fuerza para responder a los alzamientos, pues, además, “la legitimidad de las instituciones está minada”.

[caption id="attachment_1061838" align="alignleft" width="488"] Jeanine Áñez, de Bolivia, se autoproclamó mandataria con ayuda del mando militar. Foto: AP[/caption]

Herrera apunta que, no obstante la presencia importante de los mandos militares en las protestas, la región aún está lejos de vivir episodios similares a los de la década de 1970, cuando, a través de golpes de Estado, los militares actuaron para tomar el control del gobierno.

El especialista no descarta por completo que en los tiempos actuales hubiera golpes de Estado. “Digamos que han sido ‘golpes suaves’, es decir, deposiciones presidenciales a partir de otras instituciones en el mismo sistema.

En Paraguay, recuerda, el expresidente Fernando Lugo, fue expulsado en 2012 por el Congreso, por la vía de un juicio político. Lo mismo ocurrió en Brasil, con la destitución de Dilma Rousseff.

[caption id="attachment_1061837" align="alignnone" width="696"] Lenín Moreno, de Ecuador, declaró un Estado de Emergencia antiprotestas, en Quito. Foto: AP[/caption]

Un “golpe suave”, desde este punto de vista, experimentó recientemente Bolivia, cuando el Ejército y la Policía “recomendaron” a Evo Morales abandonar el poder.

Aún así, dice Herrera Capetillo, el riesgo de que las dictaduras militares vuelvan a América Latina es bajo, pues, incluso en Bolivia, “el Ejército no tomó el poder por la fuerza, sino que  reconoció a un gobierno civil”.

En este punto coincide el académico Nayar López. “No es sencillo imaginar un escenario de dictaduras”; sin embargo, pareciera que los gobiernos vigentes, “todos de derecha”, busquen la represión a través de alianzas con las Fuerzas Armadas.

“No se requiere que tomen el control del país, sino mantener una alianza con ellos, para que sea el Ejéricto quien reprima”, comentó el especialista a La Razón.

Pero va más allá al afirmar que si bien América Latina no está bajo dictaduras militares, sus actuales líderes actúan como el mismo brazo opresor. “No hay dictadura militar, pero sí una civil, en ambos casos se traduce en asesinato de personas que expresan sus ideas y en violaciones a los derechos humanos”.

Con información de Alejandro Galindo