Militares ya racionan la gasolina en Venezuela

Militares ya racionan la gasolina en Venezuela
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Las Fuerzas Armadas de Venezuela comenzaron a limitar la venta de gasolina para “mantener el orden”, ante la tensión colectiva por las largas filas y tiempos de espera para rellenar el tanque de sus autos.

Las colas vehiculares ya volvieron a convertirse en un paisaje habitual, bajo una grave crisis por la profunda caída de importaciones, agudizada por sanciones internacionales y la paralización de la segunda refinería más grande del país.

Ayer, en algunas estaciones de la fronteriza ciudad de San Cristóbal, guardias nacionales con equipos antidisturbios vigilaban la venta de gasolina mientras que en las ciudades más grandes, los militares recorrían en moto las gasolineras para dar instrucciones a los responsables, según dieron cuenta usuarios en Twitter.

En Maracaibo, por ejemplo, se ordenó que después del mediodía se despachen sólo 20 litros de combustible por vehículo; en Puerto Ordaz y Punto Fijo, muy cerca del mayor complejo refinador, la orden de los militares es entregar 40 y 30 litros.

Cuando se agota el combustible, los oficiales intentan desalojar las estaciones, pero muchos conductores vuelven pronto a formar filas para otra carga.

A lo largo del país, conductores enojados contaron a la agencia AP que los agentes que supervisan las filas cobraron 3.60 dólares, es decir, más de la mitad del salario mínimo mensual, a cambio de ubicarlos en una fila más corta, mientras que otros esperaban mucho más para llenar su tanque con combustible subsidiado, que cuesta menos de un centavo.

El dato: Un satélite estadounidense capturó imágenes de autos en fila a lo largo de 1.6 kilómetros hasta las estaciones de servicio en Maracaibo.

La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) explicó el pasado viernes en su cuenta de Twitter que el gobierno y la compañía “aseguran el suministro y distribución de combustible en todo el territorio”.

Algunos conductores compartieron que esperararon casi 24 horas para cargar combustible, por lo que aprovechan la demora para tomar siestas en los toldos o en la parte trasera de sus autos o camiones.

Con el tanque casi vacío y atascada en la fila, la médico especialista en enfermedades infecciosas, Yoli Urdaneta, comentó  que no pudo cumplir con su turno para tratar a pacientes. “Tengo cuatro días intentando surtir gasolina y no he podido”.

Russ Dallen, de la empresa financiera Caracas Capital Markets, ubicada en Miami, declaró, también a AP, que las severas sanciones de Washington, más allá del deterioro de las refinerías, han comenzado a afectar al mercado doméstico.

Venezuela no tiene efectivo para importar insumos clave que le permitan mantener la producción, a pesar de que tiene las reservas más grandes del mundo.

La producción petrolera venezolana ya estaba en declive incluso antes de las sanciones estadounidenses recientes. Pero Dallen estima que las medidas ya empiezan a tener efectos reales, y que las refinerías venezolanas tienen que operar muy por debajo de su capacidad debido a la falta de mantenimiento. “Todo se está juntando en una mezcla tóxica”, dijo Dallen. “Eso tiene un efecto devastador”.

Este año, el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump sancionó a PDVSA en un esfuerzo por expulsar al presidente Nicolás Maduro de su cargo.

En esencia, las sanciones de Estados Unidos le arrebataron al gobierno chavista el control de su filial Citgo, con sede en Houston, con lo que le privó de aproximadamente 11 mil millones en divisas para exportaciones este año. Los funcionarios estadounidenses dicen que este flujo de efectivo financió durante mucho tiempo lo que ellos llaman la “dictadura”.

Las sanciones también restringen el acceso de Venezuela a diluyentes para disolver su crudo extrapesado, para que pueda ser transportado a más de 160 kilómetros desde el campo petrolero a las refinerías, donde es transformado en gasolina.

Desaparecen en el mar otros 29 que huían de la crisis

Un grupo de migrantes venezolanos desapareció tras naufragar una pequeña pesquera, denominada “Ana María”, en la que partieron el pasado jueves, de manera clandestina, hacia Trinidad y Tobago, denunció ayer el diputado a la opositora Asamblea Nacional (AN), Robert Alcalá.

El bote salió desde Güiria, en el estado Sucre, con nueve pasajeros, pero su capitán hizo otras paradas hasta alcanzar 29 ocupantes, dijo Alcalá a la prensa internacional.

Las autoridades venezolanas no confirmaron lo ocurrido por el momento. Se trata del segundo naufragio denunciado por Alcalá en la zona en menos de un mes.

El pasado 23 de abril una embarcación con 33 ocupantes se hundió, nueve pasajeros fueron rescatados con vida y una joven de 16 años murió, sin conocerse hasta ahora la suerte del resto, según afirmó entonces el parlamentario.