Un presidente en reality show
Los brasileños, adictos a las telenovelas, siguen, capítulo a capítulo, una trama novedora: “Los Bolsonaro”, que, según escribe El País, incluye al padre, Jair, y a sus tres hijos, quienes también llevan una vida política: Flávio, de 37, el primogénito, senador; Eduardo, de 34 años, diputado nacional; y Carlos, de 36, concejal de Río de Janeiro.
La familia presidencial protagoniza una poderosa dinastía que ha ido conquistando seguidores, al grado de formar un imperio de 15 millones en Facebook, Twitter e Instagram.
Guardando las distancias, señala el diario español, Los Bolsonaro son una especie de Kardashian de la política. “Todo lo que dicen y tocan se convierte en noticia, como ocurre con el famoso clan estadounidense. En ambos casos, el público tiene sus personajes preferidos, especula sobre sus actos y sobre sus papeles futuros”.
El español señala que sus mensajes se modulan para cada plataforma digital, que ahora inicia una prueba de fuego: ser influencer y gobierno a la vez.
Bolsonaro padre lideró su triunfante campaña a través de WhatsApp y con retransmisiones en directo en Facebook, donde no faltaron exposiciones de su intimidad, como enseñar la bolsa de colostomía que lleva tras el atentado por apuñalamiento que sufrió en septiembre, ataques virulentos a sus adversarios o la imagen de que es un hombre sencillo.
El Dato: En whatsapp circula una propaganda que apoya a Bolsonaro JR para presidente en 2016.
Sus hijos, con mayor o menor habilidad, siguen el juego. Hablan sobre el gobierno y actúan como si formaran parte del gabinete, pese a no tener ningún cargo formal.
Las intervenciones familiares incomodan a algunos de los asesores presidenciales. Integrantes del brazo militar de la gestión de Bolsonaro comentaron a El País que los hijos del capitán de la reserva tienen que madurar.
“Una cosa es estar en campaña y hacer oposición. Otra es gobernar. Hay que sopesar todo lo que se dice para que no tengamos ningún desgaste”, afirmó un soldado anónimo al medio antes de la toma de posesión .
Las primeras señales de ajustes se dejan ver en el caso de Flávio. Se le considera el más centrado, a pesar de que ya ha realizado declaraciones radicales contra los homosexuales, como su padre.