El primer mes de Trump se caracterizó por las disrupciones que trajo en todos los ámbitos. La política exterior no fue la excepción. La semana pasada dio un giro de 180 grados, contra la tendencia de los últimos 80 años, en su posicionamiento respecto de Rusia. Trump y su equipo han hablado de otorgar concesiones a Rusia que eran impensables hace unos meses. Los líderes europeos y los analistas políticos mostraron su asombro, pero, ¿es realmente una sorpresa? En realidad, no.
Durante su campaña en 2024, Trump prometió acabar con el conflicto en Ucrania en menos de 24 horas —lo cual no fue cierto— pero nunca dijo cómo terminaría con el problema. La gente infirió que incrementaría el apoyo económico, militar y político. Pero la apuesta de Trump es otorgarle a Rusia gran parte de lo que pide a cambio de ya no aniquilar más ucranianos y difuminar el conflicto.
A primera instancia, pareciera que EU escuchó las plegarias rusas y anunció que permitirá a Rusia quedarse con los territorios que haya capturado, no permitir el ingreso de Ucrania a la OTAN y la reincorporación a algunos grupos como el G7. ¿Qué es lo que pedirá EU a cambio? Trump detesta perder en una negociación. Si está dispuesto en ceder en eso es porque lo que le ofrece Rusia es más interesante y de largo plazo. Pero el error es pensar que esto es nuevo.

“Tengan hijos, no mascotas”
El principal enemigo de Trump es China, y Rusia se ha convertido en un aliado crucial para China. Trump ha dicho ya en ruedas de prensa que podrían reubicar los recursos destinados a Ucrania para que ahora amortigüen los déficits comerciales, principalmente con China. Trump sabe que, si se alía con Rusia, gana poder, ve más regiones y, lo más importante, lo pondría de relieve hacia China. Es un hombre de negocios que aprendió a jugar a no perder.
Durante la primera administración de Trump, Putin mantuvo una presión de bajo perfil a Ucrania, sin conflictos de mayor escala. El mensaje que dio Rusia al invadir Ucrania en 2022, ocho años después de la anexión de Crimea, es que pudo actuar con mayor facilidad cuando no estuvo Trump en el poder. Las dos ofensivas de alto impacto han ocurrido en gobiernos demócratas. Por otro lado, la relación entre Trump y Putin parece ser mucho más cercana que lo que aparenta.
Trump ha sido acusado de delitos fiscales y políticos. Pero uno de los más alarmantes fue la sospecha de intervenciones rusas en los procesos electorales de 2016, en donde muchos reporteros lo señalaban de estar al tanto de esas intervenciones. ¿Quizá había ya una relación cercana?
Trump siempre lo ha negado, pero ahora ha optado por ir en contra de los aliados tradicionales de EU (los países europeos, las instituciones políticas y los organismos internacionales) para tomar la ruta opuesta, en parte por China y, en parte, porque Putin podría ser un gran aliado en los planes de expansión territorial como lo ha anunciado ya en Groenlandia y el Canal de Panamá.
Trump dirá que ganó y, por debajo del agua, apoderarse de otros países más débiles, confiando en que contará ya con un aliado ruso. Hay que recordar que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”.
