Cuando las cosas no marchan bien en el mercado externo, o cuando se quieren sustituir importaciones, el gobierno propone fortalecer el interno, como si se tratara de dos motores que mantienen en movimiento a la economía. Mi postura es que, independientemente de lo que pase en el mercado externo, conviene que el interno crezca lo más posible. ¿Cómo conseguirlo?
Por lo general, cuando el gobierno habla de fortalecer al mercado interno, se refiere a la parte de la demanda, que es una de las dos partes de cualquier mercado, definido como la relación de intercambio entre compradores y vendedores. Fortalecer el mercado interno quiere decir, desde la perspectiva del gobierno, aumentar la demanda por bienes y servicios de parte de los consumidores nacionales. ¿Cómo hacerlo?, y por ello quiero decir de buena manera.
En el caso de México, en donde el 72.2% de la población ocupada (casi tres cuartas partes), percibe hasta dos salarios mínimos de ingreso ($557.60 diarios), el primer reto es aumentar dichas percepciones, pero no de mala manera, por decreto gubernamental, imponiendo salarios por arriba de los que se negocian en cada mercado laboral, sino de buena manera, lo cual implica, primero, aumentos en la productividad de los trabajadores, y, segundo, que la demanda de trabajo de parte de los empleadores sea mayor que su oferta de parte de los trabajadores. Ambas cosas requieren de más inversiones, en primer lugar, en mejoramiento de capital humano (conocimientos, habilidades y actitudes), condición necesaria para aumentar la productividad de los trabajadores y, en segundo, en instalaciones, maquinaria y equipo, requisito indispensable para incrementar la demanda de trabajo. Dos datos, uno relacionado con la productividad y el otro con las inversiones en instalaciones, maquinaria y equipo.
México es el país, de todos los integrantes de la OCDE, en donde se trabajan más horas al año; 2,246 frente a 1,752, el promedio de los países de la OCDE, pero se produce menos por hora: 24 dólares estadounidenses frente a 68, el promedio de los países de la OCDE. Se trabaja 28.2% más y se produce 35.3% menos. ¿Qué nos dicen estos datos? Que tenemos un serio problema de productividad.
El otro dato, ya mencionado varias veces en anteriores Pesos y Contrapesos, es el siguiente: en términos anuales, durante el primer bimestre de 2024, la inversión en instalaciones, maquinaria y equipo creció, en promedio mensual, 11.7%. Un año después, enero – febrero de este año, decreció 6.1%. ¿Qué nos indican estas cifras? Que enfrentamos un grave problema de inversiones directas que las que, entre otras, crean empleos.
Si por impulsar el mercado interno entendemos, como por lo general lo hacen los gobiernos, impulsar la demanda de los consumidores, la forma correcta de hacerlo es por medio del aumento en las remuneraciones de la población ocupada, consecuencia de, uno, aumentos en la productividad de los trabajadores, y, dos, mayor demanda de trabajo, de parte de los empleadores, que oferta, de parte de los trabajadores, para lo cual se requieren más y mejores inversiones, en perfeccionamiento de capital humano, y en instalaciones, maquinaria y equipo.
Si el mercado interno ha de crecer de buena manera, no hay forma de darle la vuelta a las inversiones.