El Banco Mundial señaló “que la economía de México crecerá cuando consiga resolver la incertidumbre en la que está sumida por su relación con EU”.
Para empezar, la economía mexicana está creciendo. Este fue el comportamiento del Producto Interno Bruto, que es la producción de bienes y servicios para el consumo final, variable con la que se mide el crecimiento de la economía, en los últimos cuatro trimestres: tercero 2024, 1.5%; cuarto 2024, 0.4%; primero 2025, 0.7%; segundo 2025, 1.2%. Sí, está creciendo, pero a tasas bajas y cada vez menores.
Superada la recesión del 2020, con crecimiento negativo de 8.1%, y el efecto rebote del 2021, con crecimiento de 6.7%, éste fue el crecimiento de la economía mexicana: 2022, 3.9%; 2023, 3.3%; 2024, 1.2%. La proyección para 2025 es 0.5% (promedio de las 45 respuestas recibidas por el Banco de México en la encuesta de septiembre a los economistas del sector privado). La economía está creciendo (bueno), a tasas bajas (malo), y cada vez menores (peor), y ese menor y más bajo crecimiento no se debe, al menos no de manera principal, a la incertidumbre que genera la relación, comenzando por la comercial, de México con los Estados Unidos, sino del gobierno mexicano con el estadounidense, algo distinto.

Golpe a casinos
No es la incertidumbre que genera la relación con los Estados Unidos la que frena a la economía mexicana. Es la certeza del Estado de chueco, antítesis del Estado de Derecho, que ha creado la 4T. Ésta frena más que aquella, y quitar ese freno depende, nada más, del gobierno mexicano. El problema es que ha sido el gobierno el que lo ha puesto y el que lo está metiendo hasta el fondo, frenando a la economía, tal y como se muestra, ¡va de nuevo!, con el comportamiento de la inversión directa, que produce bienes y servicios, producción con la que se mide el crecimiento de la economía. Sumamos ya 11 meses, de septiembre de 2024 a julio de 2025, con crecimiento negativo de la inversión en instalaciones, maquinaria y equipo, para importante de la inversión directa, 5.19% en promedio mensual, muestra de la desconfianza de los empresarios para invertir.
El problema es que ha sido el gobierno el que ha puesto el freno, el que lo ha metido hasta el fondo, el que ha frenado a la economía, no estando dispuesto a dejar de hacerlo, convencido, como lo está, de que vamos bien, como lo señaló CSP en su último informe de gobierno, en el cual destacó el crecimiento de la economía (centrando la atención en el resultado del segundo trimestre), los niveles récord de inversión extranjera directa (sin distinguir entre nuevas inversiones, reinversión de utilidades y cuantas entre compañías), y los bajos niveles arancelarios en México (sin mencionar los impuestos recientemente a las importaciones de países con los que no se tienen tratados de libre comercio), todo lo cual es una visión parcial e incompleta del desempeño de la economía, que dista de ser bueno.
No es la incertidumbre que genera la relación con los Estados Unidos, tanto por el lado de los aranceles como del T-MEC, la que frena a la economía mexicana. Lo que la frena es la certidumbre de la sustitución del Estado de Derecho por el Estado de chueco, que consiste en la concentración de los poderes Legislativo y Judicial en manos del Poder Ejecutivo, dando como resultado una monocracia: el poder de uno.

