Pasó más de una semana y seguían incomunicados, así que fueron los mismos habitantes quienes reunieron tablas, palos y herramientas para construir un puente colgante que permitiera atravesar el río, porque la corriente enfurecida derribó la estructura para pasar por encima del caudal del Vinasco. Es el norte de Veracruz, en Texcatepec, donde la comunidad de Tzicatlán quedó totalmente aislada después de las tormentas. Se organizaron los mismos damnificados, ante la ausencia de las autoridades, como ocurrió en los demás estados afectados, donde se replica la indignación de la gente.
Por eso la alcaldesa Lilia Arrieta, de Pantepec, en Álamo, fue enlodada por los habitantes como reclamo a su tardanza —de 14 días— en hacer acto de presencia en el lugar de la emergencia.
La cifra de muertos ya casi alcanza las cien personas y día con día se ha ido desnudando la incompetencia del sistema mexicano de Protección Civil.
Hidalgo, Puebla y Veracruz siguen contando las pérdidas que pudieron ser menos con mejores profesionales en protección civil al mando y con un programa de prevención activo, donde es bien sabido que la naturaleza se ensaña cada año.
Hablar de gestión integral de riesgo debe entenderse como vidas humanas en vulnerabilidad y, por ende, los puestos clave deben ocuparlos perfiles expertos, no políticos.
La protección civil en México debe tomarse más en serio. Prevención es la palabra clave. Justificación luego de la tragedia, es un pecado imperdonable.
El año pasado en Hidalgo, tras el desplome de un juego mecánico en la Feria de Pachuca (octubre 2024) en el que hubo lesionados graves incluyendo menores, se destituyó de inmediato a Francisco Quijas Cruz, entonces subsecretario de Protección Civil.
Así llegó al cargo el Dr. Román Bernal Díaz, cuyo currículum incluye un doctorado en Administración Militar, experiencia en “gestión de la seguridad y recurso humano” en la iniciativa privada, y funciones administrativas en un instituto de estudios superiores.
Una buena preparación sin duda, pero sin ninguna especialización en gestión de riesgo de desastres, hidrología, ingeniería civil o áreas análogas.
A casi un año de su nombramiento y en medio de las lluvias, su salida del cargo circuló en varios medios, señalando la falta de un correcto plan de acción, aunque dicha destitución fue desmentida.
En Puebla, Bernabé López Santos fue nombrado coordinador estatal de Protección Civil en 2024, como parte del gabinete del gobernador Alejandro Armenta Mier.
Se trata de un coronel de Infantería de la Secretaría de la Defensa Nacional, licenciado en Derecho por la Universidad Tecnológica Latinoamericana y con 22 cursos concluidos de formación militar, recursos humanos, conciliación laboral, género y derecho. Nada en protección civil.
Veracruz, la entidad más golpeada por las lluvias atípicas y el trágico desbordamiento del río Cazones, tiene al frente de la Secretaría de Protección Civil a Guadalupe Osorno Maldonado desde 2018 y ratificada por la administración de Rocío Nahle.
Es Licenciada en Antropología Social, maestra en Literatura Mexicana y doctora en Antropología por la UNAM y su currículo menciona cursos de Cenapred, pero sin ninguna experiencia técnica en crisis naturales.
Veracruz es un estado cuya alta exposición a fenómenos naturales exige un gabinete técnico robusto, pero por lo visto el gobierno de Rocío Nahle lo desestimó y hoy se ve obligada a cometer el pecado de una justificación, que no le alcanza…
En los casos que menciono no hablo de personas poco preparadas, al contrario, pero de nada sirve si están operando en los cargos equivocados, que sin la gestión correspondiente se tornan de alto riesgo para todos.
El río Cazones y otros cauces en Veracruz se desbordaron y no era algo inadvertible, al contrario, la experiencia lo anunciaba desde 2019 en Poza Rica, con la urgencia de concluir el muro de contención que quedó parado por años, pese a los diagnósticos.
Desde 2023 el alcalde Fernando Luis Remes Garza reconoció que dicho muro no se terminó por el presunto desvío de los 14 millones de pesos, destinados a su construcción y las consecuencias de esa corrupción hoy la pagan cientos de damnificados.
Las escenas diarias son desoladoras, los argumentos de la gobernadora Nahle son absurdos e inverosímiles. La gestión de la protección civil en Veracruz ha sido deficiente e improvisada y hasta que el agua ya había bajado.
Ya es vital entender que protección civil no es repartir cobijas cuando la lluvia cesa, ni ayudar a barrer el lodo cuando ya todo está destruido.
Protección civil es una ciencia aplicada a la vida cotidiana, es entender dónde no construir, cómo reforzar laderas, cuándo cerrar puentes y cuándo evacuar.
Pero, sobre todo, protección civil es elegir para su administración al perfil que sepa leer el territorio y disponga los equipos que conviertan la ciencia en protocolo.
Pero seguimos eligiendo aprender tarde y a la mala… Son iguales…