Mireles y Vera Carrizal: la impunidad del poder

Mireles y Vera Carrizal: la impunidad del poder
Por:
  • bibiana_belsasso

¿Qué tienen en común el  subdelegado médico en Michoacán del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), José Manuel Mireles Valverde, y Juan Vera Carrizal, el exdiputado oaxaqueño que es señalado de haber rociado con ácido a su expareja, María Elena Ríos?

Los dos son hombres de poder, con influencias políticas, que los blindan de sanciones y de hacerle frente a la justicia. Y los dos son unos abusadores de mujeres. Le cuento la historia.

José Manuel Mireles llamó a las mujeres “pirujas” y “nalguitas”. Estas palabras, por decir lo menos, ofensivas para las mujeres, las dijo mientras se quejaba de que los derechohabientes no sólo pagaban cuotas bajas, sino que quieren atención para sus parejas, sus hijos y para las novias y novios de sus hijos.

Se atrevió a decir que el derechohabiente únicamente paga 490 pesos al mes y que cada uno quiere que se atienda “a la primera piruja, a la segunda piruja y a la tercera, la cuarta y hasta la quinta”.

Pero, además, ¿qué funcionario puede pedir a sus escoltas que golpeen a su hija y que la amenacen pistola en mano? ¿Quién apunta con un arma a su hijo y le dice que lo va a matar?

Hace un par de meses Alejandro Mireles, hijo del exlíder de las autodefensas de Tepalcatepec, denunció amenazas de muerte por parte de su propio padre.

Fue ante la Fiscalía General del Estado de Michoacán que Alejandro Mireles interpuso la denuncia, a la cual se le asignó el expediente 243775/UATP/MOR/2019.

Además de la amenaza a su hijo, Mireles agredió e intentó golpear a su hija Briana y a su exesposa.

Ana Valencia, su excónyuge, intentó defender a su hija, ya que uno de los escoltas de Mireles le apuntó con una pistola en un local donde se encontraron.

Mireles es un hombre que siempre ha estado envuelto en la violencia, verbal y física.

Acusado de narcotráfico y de defender al crimen organizado, de traficar drogas y armas, de insultar a las mujeres, con esa oscura trayectoria, Mireles Valverde se desempeña como subdelegado de Salud del ISSSTE en Michoacán.

Ante la exigencia de que se hiciera justicia por las expresiones misóginas expresadas en septiembre y por su trato despectivo y violento en contra de las mujeres, Juan Manuel Mireles fue sancionado.

Blindados

[caption id="attachment_1119229" align="alignnone" width="696"] El 4 de septiembre, José Manuel Mireles (foto izq.) llamó "pirujas" a mujeres derechohabientes y unos días después utilizó otro adjetivo para referirse a ellas. Al exdiputado Vera Carrizal (der.) se le busca por atacar con ácido a su expareja.[/caption]

La Secretaría de la Función Pública había iniciado una investigación en septiembre de 2019 para determinar si el funcionario contravino el Código de Ética de las Personas Servidoras Públicas del Gobierno Federal, “al utilizar palabras denigrantes en dos eventos oficiales”, los días 4 y 9 de ese mismo mes, en Apatzingán y Uruapan.

Tras las indagatorias, la dependencia encabezada por Irma Eréndira Sandoval determinó sancionar con una amonestación pública y una suspensión de cinco días hábiles a Mireles.

¡Eso es todo! Cinco días de suspensión.

La realidad es que José Manuel Mireles, además de ser un funcionario ligado a Morena, tiene sus bases políticas en Michoacán. Y por eso se le protege.

Quien también tiene peso político en Oaxaca es el exdiputado y empresario Juan Vera Carrizal, acusado de haber contratado a dos sujetos para que le rociaran ácido en la cara y el cuerpo a su expareja, la joven saxofonista María Elena Ríos.

Vera Carrizal es un personaje poderoso en el estado. Es presidente de la Unión de Gasolineros de Oaxaca y dueño de medios de comunicación.

María Elena, de 26 años, quien hoy tiene el rostro desfigurado y noventa por ciento de su cuerpo quemado, es la expareja del hasta hace poco diputado.

Inmediatamente después del ataque, Ríos señaló a Vera Carrizal y así se lo hizo saber a la Fiscalía General del Estado de Oaxaca.

Después de meses, la Fiscalía informó que habían detenido a los agresores involucrados en el ataque a la saxofonista mixteca y que estaban vinculados a proceso.

Los dos autores materiales, un albañil y su hijo, aseguran que Juan Vera Carrizal les pagó para realizar el ataque con ácido.

Además, la defensora legal de Ríos denunció que desde que el caso fue difundido en los medios de comunicación, la familia de Elena ha sido amenazada, y sostuvo que “los responsables de que el caso de María Elena no se castigue son los funcionarios de la Vicefiscalía de la Mixteca en Oaxaca y la Fiscalía General de Justicia (de la entidad), porque no avanzan en la investigación”.

No es difícil descubrir la cercanía de Juan Vera Carrizal con el gobernador del estado, Alejando Murat. En el Twitter @CarrizalVera, casi todo el contenido son retuits del gobernador o de su esposa, Ivette; o mensajes de felicitación.

En Oaxaca no se ha localizado, ni siquiera para que preste declaración a este hombre.

Tal vez el castigo a Vera Carrizal llegará, no desde su estado, sino desde el Gobierno federal. El titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda, Santiago Nieto, anunció que fueron congeladas las cuentas bancarias del exdiputado del PRI.

Nieto Castillo agregó que “tenemos hasta este momento elementos para presentar una denuncia ante la Fiscalía General de la República en contra de Vera Carrizal por lavado de dinero y no hemos descartado el tema de huachicol, por la naturaleza empresarial de varias de sus gasolineras”.

La realidad es que el poder, sobre todo en los estados, de hombres como Juan José Mireles o Vera Carrizal es enorme y eso les otorga impunidad. A Mireles, para que su sanción sea de apenas cinco días inhábiles; a Vera Carrizal, para que no enfrente a la justicia por el ataque a María Elena Ríos.

Dos historias de hombres de poder que utilizan sus relaciones para agredir a mujeres y quedar impunes.