La resistencia a conciliar

La resistencia a conciliar
Por:
  • Carlos Urdiales

Pandemia y crisis económica nos devolverán nuevos frente al espejo. Como dice el periodista y escritor Juan Villoro, si el virus trae un mundo mejor ¿por qué estar tristes? Hay fe en que la coyuntura abra un umbral de oportunidades tan amplio o pequeño como cada quien quiera para replantearnos todo.

Ante el desafío que la epidemia plantea por implosiones hospitalarias, confinamientos sociales y descalabros económicos, Andrés Manuel López Obrador está a punto de dejar pasar una oportunidad histórica para convencer y no sólo vencer. De unir en torno suyo para transformar el pacto público con base en la fuerza moral que se traduce en millones que aprueban su gestión.

Sin embargo, la resistencia a conciliar lo ha confinado. Ha elegido decretar, no concertar, regañar en lugar de gobernar aplicando la ley; pelear para no debatir. El Presidente López Obrador tiene a su favor una circunstancia imprevista que predispone a grandes acuerdos para reinventar convenciones sociales, fiscales y federales. Justo lo que las transformaciones hacen.

Sin embargo, AMLO anda veredas conocidas. Dice y hace, para los suyos. Es sectario a pesar de su mayoría e investidura. Por eso no convence a los otros, explica mal y poco, detalla nada que sea ajeno a un guion que redactó para una realidad en metamorfosis. Que ya no es como antes.

El antídoto para esa resistencia a conciliar es el debate. La conformación de mesas, foros y diálogos —hay en el país mucha escuela para ello— que integre a todos los actores protagónicos que hoy están predispuestos al diálogo y al entendimiento en aras de causas universales. Hoy la coyuntura filtra lo insustantivo.

Ahora es cuando el trabajo intelectual arduo y el quehacer político incluyente, más se requieren. Construir puntos en común demanda de contrapesos leales, adhesiones inteligentes y resistencias internas que fortalezcan el engranaje de su propio movimiento para posibilitar la negociación. Más peso específico y menos obediencia ciega, más talacha jurídica-legislativa, menos tómbolas y mayoriteos.

La resistencia a conciliar, en cambio, lo recluirá en el pequeño cuadernillo de grandes frases hechas y choteadas hasta el meme en lugar de construir puentes y no cercas que delimiten las fronteras internas de un país insular, un archipiélago de islotes chairos o fifís.

A clases el 1 de junio. Ayer el secretario de Educación, Esteban Moctezuma, ante coordinadores parlamentarios de la Cámara de Diputados, ratificó que el 1 de junio regresarán a clases presenciales alumnos y maestros en todo el país.

Con seis semanas adicionales al calendario original, la SEP aspira a cubrir a satisfacción los planes de estudio de cada año lectivo. Destacó Moctezuma que el programa “Aprender en casa” está en marcha en todos los niveles educativos y en toda la república.

Informó que a través de esta plataforma 40 millones de personas pueden confinarse, se han abierto 11 millones de cuentas para alumnos, 800 mil para docentes y se capacitaron a dos millones de mujeres y hombres que hacen posible este inédito salvavidas académico.