No aplaudimos

No aplaudimos
Por:
  • Carlos Urdiales

Inevitable recordar febrero de 2015 y el lamento de Enrique Peña Nieto al concluir una conferencia sin aplausos, lacónico resolló, “ya sé que no aplauden”.

Cuando Peña no caía, resbalaba. Le inquirimos por la casa blanca y por la pertinencia del tren Toluca-México, por su mal inglés y escasa memoria literaria. Por cien cosas más. Rockstar de memes. Payaso de las cachetadas, dijo AMLO.

Novela clásica de la política mexicana, Palabras Mayores de Luis Spota, cita al filósofo revolucionario francés, Pierre Proudhon, “ser gobernado es ser inspeccionado, espiado, dirigido, legislado, reglamentado, controlado, estimado, oprimido, censurado, ordenado por seres que no tienen ni el título, ni la ciencia, ni la virtud”.

Andrés Manuel López Obrador ejerce el poder cual bondadoso patriarcado nacional. Adelanta lapidaciones públicas cortesía del procurador Federal del Consumidor y la secretaria del Trabajo que van a exhibir a las empresas “mal portadas” que despiden personal so pretexto de la crisis y se justifica; eso será mejor que las sanciones legales.

Prefiere el regaño al castigo de la Ley a pesar de machacar con que “todo por la razón y el derecho”. El derecho contempla prebendas, obligaciones y para los infractores, sanciones en grados que van desde el apercibimiento hasta multas, cárcel o incluso el uso de la fuerza física del Estado.

Marco normativo que regula nuestra vida colectiva, no hay en la Constitución cariñosas balconeadas ni paternales nalgadas. Hay leyes que juró cumplir y hacer cumplir.

Lo mismo ocurre con el periodismo, el Presidente fustiga a toda la prensa porque mucho lo critica. Es que hace y dice mucho más que sus antecesores, él quiere dos sexenios en uno entonces es natural que coseche doble de todo.

Como Enrique Peña Nieto, hoy AMLO sabe que los periodistas no aplaudimos ni aunque premie con públicos apapachos a quienes defienden la 4T. El ejercicio del poder, como dijo Proudhon, implica ser venerado por incondicionales, pero también criticado por simples observadores.

De nuevo el Presidente falta a la verdad con su cátedra sobre periodismo. Los medios aludidos respondieron. Lo han desmentido y él no acusa recibo de nada; es su popular palabra contra la del pueblo que no lo alaba.

Y sin embargo, para refutarle hay archivos e Internet, ahí están las opiniones publicadas en otros tiempos, las críticas y los datos respecto al desempeño de sus antecesores. Sí, México y el periodismo ya existían.

Como a los de antes, al poderoso de ahora le disgusta la falta de aplausos, la escasez de defensores públicos. Por eso regaña, pero no denuncia, actúa sin razón y sin derecho. Fustiga sin leer, acaso hojea y mira cartones. Pero su inteligencia y oficio político hacen posible imaginar que se trata del enésimo señuelo que AMLO dispara para distraer de lo relevante.

Días de llanto en México por la pandemia, ante la insuficiencia de un sistema de salud que, afirma el Presidente, se preparó desde hace tres meses pero hoy aguarda impaciente urgentes cargamentos con insumos chinos de tan mala su calidad como inevitable su uso. Porque no tenemos otros.

Cuando el mundo enfrenta a la pandemia, nuestro gobierno celebra el colapso del modelo neoliberal. A la “ciencia neoliberal” le achaca sus limitaciones. A la “economía neoliberal” le ignora la herencia de reservas que hoy se evaporan.

A los que no aplauden el Presidente ni nos lee ni nos escucha. Sus cronistas de confianza son ahora moléculas enquistadas en la primera fila de su homilía cotidiana. Para los que no acreditan lectores ni visitas en vacíos sitios orgánicos a la 4T, el cariño. A los demás la machaca desde el enfado. Nada abona y mucho revela. Al autodidacta revolucionario Proudhon, le asiste la razón.

Por cierto. Sincronizar la reapertura de actividades industriales con EU y Canadá es urgencia económica y deseo oficial que está en marcha bajo la presión estadounidense. Ojo, los calendarios de la emergencia sanitaria no son los mismos allá que aquí. Preocupa pues que ante la no reconocida catástrofe económica que enfrentaremos, se apuren plazos a costa de la contención sanitaria del origen global de esta tormenta, la pandemia de Covid-19 y no el decretado fracaso del modelo neoliberal.