Arturo Damm Arnal

Instituciones, no personas

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal
Arturo Damm Arnal
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Ya dijo el Presidente que no ratificará a Alejandro Díaz de León como gobernador del Banco de México, cuya gubernatura terminará en diciembre próximo. En su lugar propondrá a “un economista con dimensión social, muy partidario de la economía moral”, cualquier cosa que eso signifique, y (creo yo) puede significar dos cosas.

Que sea un economista convencido de que la política monetaria debe contribuir no sólo a preservar el poder adquisitivo del dinero, que en el caso del Banco de México significa mantener una inflación del tres por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error, sino también a incentivar el crecimiento de la economía y, por ello, a la creación de empleo y a la generación de ingreso.

Que se trate de un economista convencido de que el banco central debe producir dinero y dárselo al gobierno para que aumente su gasto en beneficio de los ciudadanos, sin necesidad de aumentar impuestos y/o de incrementar la deuda.

Tal vez esto signifique “un economista con dimensión social, muy partidario de la economía moral”. El problema, sin embargo, es que antes que la persona está la institución, es decir, las reglas del juego.

Así es. Antes que el gobernador del banco central está la institución, las reglas del juego, comenzando por el artículo 28 de la Constitución, en el que se establece, primero, que el Banco de México tiene como objetivo prioritario “procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional”, no apoyar el crecimiento de la producción, la creación de empleo y la generación de ingreso y, segundo, que “ninguna autoridad podrá ordenar al banco conceder financiamiento”, es decir, a producir dinero y dárselo para que lo gaste.

El marco institucional del Banco de México prohíbe el uso de la política monetaria para impulsar el crecimiento, el empleo y el ingreso, así como la producción de dinero para financiar gasto gubernamental, por lo que, si por “economista con dimensión social, muy partidario de la economía moral”, al frente del banco central el Presidente entiende lo que yo supongo que entiende, ese economista como gobernador del Banco de México institucionalmente resulta imposible.

Más de un lector podrá preguntarse, ¿y qué tiene de malo que la política monetaria apoye el crecimiento, el empleo y el ingreso, o que se produzca dinero para financiar el gasto del gobierno? Lo malo, muy malo, es que se genera inflación.