Arturo Vieyra

Se demora la recuperación económica

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El reciente dato preliminar de crecimiento del PIB definitivamente confirmó lo que en repetidas ocasiones en este espacio hemos venido anticipando: la economía mexicana se desaceleró en el tercer trimestre. El Inegi reportó una caída del PIB de -0.2% respecto al trimestre anterior que contrasta con el crecimiento visto en el 2T21 (1.5%).

Si bien la contracción de la actividad productiva fue menos acentuada que lo esperado y no significa el fin del proceso de reactivación sino más bien una pausa, el hecho que la recuperación económica se haya frenado después de cuatro trimestres consecutivos de crecimiento, siembra dudas sobre los alcances de la misma, y más preocupante aún, sobre la pérdida de crecimiento potencial para el mediano plazo.

Reitero que la reciente contracción trimestral del PIB refiere un efecto temporal derivado por tres factores: (1) el auge de la tercera ola de los contagios por Covid-19; (2) la escasez de insumos electrónicos para la industria automotriz ha provocado un estancamiento significativo de la producción para la exportación y (3) se registró una caída mensual muy acentuada (-31.4%) en el sector de servicios profesionales, científicos y técnicos y de apoyo a los negocios entre otros, ligado estrechamente a las actividades de outsourcing, que con la nueva ley tuvieron que ajustar su nivel de actividad.

Un aspecto que fortalece la percepción de que se trata de un tropiezo en el proceso de reactivación económica se refiere a que, a pesar de que los datos económicos del tercer trimestre en general son negativos, en septiembre ya se perfila un mejor desempeño. Por ejemplo, según cálculos propios, las cifras del PIB implican un crecimiento de la economía en septiembre de 0.5% respecto a agosto medido con el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE, proxi mensual del PIB); es decir, se trata de una ligera recuperación después de la drástica caída de agosto. Esta estimación se valida en parte por los resultados positivos en materia de comercio exterior y de ventas comerciales de la ANTAD.

Si bien se percibe ya un mejor desempeño en septiembre, el impacto del mal dato del PIB ya comenzó a generar mayor pesimismo en las expectativas. La más reciente encuesta de expectativas del Banxico —que seguramente no integra todavía el impacto total del dato de PIB en todos los pronosticadores— señala una estimación del PIB para este año de 6.0% por debajo del 6.2% de un mes antes. Desafortunadamente, en paralelo, el pronóstico de la inflación para diciembre próximo se incrementó hasta 6.63% desde 6.28% el mes anterior.

En general, es previsible un deterioro adicional de las expectativas macroeconómicas en las próximas encuestas. Mayor inflación y menor crecimiento es la tendencia, una combinación nada favorable que, sin que ello signifique un estado de estanflación (estancamiento económico a la vez que persiste el alza de los precios y el aumento del desempleo), si representa en términos coloquiales que la situación es más complicada que hace unos meses. En adición, podrían también afectarse las condiciones económicas para el próximo año.