Bernardo Bolaños

2024, año internacional del populismo

ANTROPOCENO

Bernardo Bolaños*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bernardo Bolaños
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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2024 será un año importante para el planeta entero. Habrá elecciones presidenciales en Estados Unidos y México y votaciones generales en la India.

Donald Trump, luego de quitarse la máscara e intentar un golpe contra la democracia de su país, en enero del 2021, volverá a competir. Si gana, la democracia más vieja del planeta estará en vilo. ¿Cómo confiar en que respete la alternancia y la división de poderes quien abiertamente intentó desconocer la anterior elección y azuzó a sus huestes para atacar el Capitolio?

A los votantes republicanos no les importa la verdad sobre Trump, quieren impedir a la mala la transición de un país mayoritariamente blanco a uno auténticamente multiétnico. Quieren preservar la opresión sobre afroamericanos, latinos y musulmanes. En caso de que colapsara la democracia en la primera potencia mundial, las consecuencias para el mundo, y para México en particular, serían gigantescas. Un gobierno autoritario allende el río Bravo favorecería la construcción de otro acá. A Estados Unidos le tendría sin cuidado que desaparecieran órganos autónomos o se le quitaran los colmillos a la Suprema Corte mexicana.

India, la democracia más grande del mundo, pondrá a prueba 9 años de gobierno de Narendra Modi en 2024. Al entrar, el líder populista de la India hizo algo más osado que cancelar un gigantesco aeropuerto: desmonetizó los billetes de 500 y 1000 rupias, con la intención de “frenar la corrupción” y el llamado “dinero negro”. La gente y partidos políticos que no tenían información privilegiada no alcanzaron a convertir su dinero al nuevo papel moneda. Se perdieron 1.5 millones de empleos y el 1% del PIB del país se esfumó.

Luego, Modi aprovecharía las tensiones religiosas, estigmatizando a los migrantes musulmanes provenientes de Bangladesh. Con la retórica pro-hinduista, Modi es el líder más popular del planeta, pero atenta contra la tradición de gobierno laico. Arrogante, quisiera opacar a Gandhi, padre de su nación.

Al igual que en México, la oposición india está debilitada, acusada de no ser más que las mismas familias de siempre, defendiendo sus privilegios. Al momento de escribir estas líneas, India ya es el país más poblado del mundo. También es una potencia nuclear que incluso construye un navío rompehielos para mostrar su presencia en el Ártico.

Incluso si pierde Trump en 2024, ya podemos irnos resignando a que ciertos modos populistas de hacer política se queden durante años, desplazando los perfiles tecnocráticos en política. Pero, siguiendo la lección de la pandemia, al menos tenemos que aspirar a que el mundo no enferme gravemente de populismo, como en el siglo XX sufrió de totalitarismos. Así como Trump inspiró a Bolsonaro, los contagios de populismo seguirán, pero se pueden atenuar. La vacuna, creo, consiste en conservar la no reelección como un principio fundamental (al menos en regímenes presidenciales), en exigir un sistema de justicia imparcial, en no abrazar la polarización y en no apoyar a demagogos o demagogas radicales, esos que no admiten nunca un matiz y que mienten a conveniencia.