El “complot” ecofeminista

ANTROPOCENO

Bernardo Bolaños
Bernardo BolañosLa Razón de México
Por:

La oposición y los medios de información más conservadores se montan en el feminismo y en el ambientalismo, acusa el Presidente. Supuestamente, incluso los padres de los niños con cáncer estarían siendo manipulados. ¿Y quién los infiltró? “El conservadurismo”.

En la mañanera del 8 de marzo, AMLO declaró: “El conservadurismo es sinónimo de autoritarismo, que no se olvide. El autoritarismo se alimenta del pensamiento de Hitler, del pensamiento también de Stalin, del pensamiento de Franco, del pensamiento de Pinochet”. Comparar al adversario político con Hitler y Stalin suele ser una exageración que impide el diálogo. Pero ya que lo ha hecho el Presidente, nos preocupa el síndrome psicológico del poder centralizado: los peores excesos de Stalin no vinieron de sus afanes justicieros (Rusia en los años veinte, con todo y crímenes imperdonables), sino de obsesiones persecutorias sin fundamento (Rusia en los años treinta). El Ejecutivo cree que desde la presencia de Vargas Llosa en la FIL de Guadalajara hasta la indignación de los ecologistas por la quema de combustóleo, pasando por la indignación feminista, son ataques a su persona.

Lejos de ser manipulado e infiltrado, el ecofeminismo es la dirección natural que toma la conciencia social en el Antropoceno. No el feminismo y el ambientalismo de los intelectuales, sino un nuevo fenómeno de masas. Existe un manifiesto que se llama precisamente “Feminismo del 99%” (F99) que reconoce que la dominación masculina, el racismo, el colonialismo y la explotación económica se cruzan.

Me suelen sermonear diciéndome que debo moderar las críticas al actual Gobierno, para que no lo sustituya un Trump o un Bolsonaro, ambos de extrema derecha. Pero hay otra luz en el horizonte. Sería un lujo transitar hacia una agenda ecofeminista. Frente a la búsqueda del nacionalismo monopólico en el sector eléctrico, ¡el ideal de contar con un sistema eléctrico limpio, barato y abundante, bajo la regulación del Estado! Frente al exceso de credibilidad del Presidente, sostenido mediante programas sociales opacos y conferencias de prensa permanentes, ¡liderazgos femeninos menos necesitados de proyectores!

Quien esto escribe es hombre, con su machismo a cuestas y sus prejuicios políticos. Pero en la marcha del lunes 8 de marzo vimos a una señora de cabello plateado enfrentar a la policía. Corrió el rumor de que era Irinea Buendía, mamá de Mariana Lima, asesinada. A Doña Irinea le debemos que se investiguen los asesinatos de mujeres con perspectiva de género. Cuando el Ministerio Público decretó que la muerte de su hija había sido suicidio, ella llevó el asunto hasta la Corte. La Primera Sala, en una sentencia memorable, señaló los defectos y omisiones de la autoridad investigadora: que no resguardaron la escena y dieron por cierta la versión del marido (policía judicial). Doña Irinea siempre señaló al yerno como violentador de su hija. A partir de esa tremenda lucha, las muertes de mujeres ahora deben investigarse bajo protocolos de feminicidio. No es golpeteo político de partidos y opinadores, es la conciencia social.