Bernardo Bolaños

Primer lugar en aumento de pobreza extrema

ANTROPOCENO

Bernardo Bolaños
Bernardo Bolaños
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Las estimaciones de la Cepal señalan que en ningún otro país de América Latina aumentó tanto la pobreza extrema durante 2020 como en México. La gestión de la pandemia debía guiarse por la máxima “primero los pobres”, pero casi se duplicó el número de personas que se va a la cama con el estómago vacío.

Ocurre que no hubo suficientes apoyos directos de emergencia a los más vulnerables, sumado al manoseo que había sufrido la política social antes de la pandemia a partir de ocurrencias, aumentando los efectos regresivos —es decir, generadores de desigualdad— con Sembrando Vida, precios de garantía y otros programas.

Todo lo contrario, en Brasil, el Congreso garantizó un apoyo de 600 reales a quien lo necesitara el año pasado por la pandemia. Y la pobreza extrema disminuyó. Ésa fue la ventaja de tener un Poder Legislativo que hiciera contrapeso a Bolsonaro. Y también contribuyó el andamiaje de transferencias monetarias condicionadas que había construido Lula desde hace dos décadas (inspirado en parte en los programas mexicanos).

Aparte del afán del Gobierno obradorista por desmontar lo que se hizo bien antes, para entender mejor por qué a éste le cuesta trabajo hacer políticas públicas coherentes y eficaces, al grado de decirse de izquierda, pero ser rebasado en política social por las derechas del continente, me parece esclarecedora una columna de Fabrizio Mejía Madrid, el escritor 4T. Adivinaron, el texto es contra el neoliberalismo. Evoca a Hayek, von Mises y Milton Friedman. “Desde la ilusoria neutralidad de la ciencia económica o estadística, forjaron los criterios invariables y eternos que justificaron lo ya existente, y lo vendieron como política pública”, dice el escritor. En realidad, la ciencia económica y la estadística están relacionadas, pero son cosas muy diferentes. Cuando Marx debatía con la obra de Smith y Ricardo, los prusianos llamaban Statistik a una ciencia del Estado que usaba los archivos de nacimientos, muertes, matrimonios y epidemias. Ambas tradiciones, la teoría económica y la de los “estadistas” estadísticos, acabaron usando matemáticas sofisticadas al cabo de los años, como la mayoría de las ciencias al alcanzar la madurez (Gaston Bachelard dixit). Las disciplinas tienden a hacerse más abstractas y formales, pero no así todas sus escuelas de pensamiento. Precisamente Friedrich Hayek creía que el uso de tecnicismos matemáticos perseguía una exactitud científica que no era adecuada para los agentes económicos, que carecen de información completa. Así, confundir neoliberalismo y métodos estadísticos es muy bobo.

Cuando se elige como blanco de ataques a los economistas que “están formados en el extranjero” o que a la teoría económica se le confunde con “el neoliberalismo”, es que a uno lo mueven complejos e ignorancia. Desde luego que existe el neoliberalismo, pero eso no autoriza a meter en un cómodo saco a todo lo que no nos conviene o no entendemos, sin respeto alguno por la lógica o las propias promesas e ideología.