Bibiana Belsasso

A un año del regreso de Lozoya

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Emilio Lozoya Austin está cumpliendo un año de haber sido detenido en España y negociado su regreso a México. Tal parece que esos tratos para que se decidiera llegar a nuestro país, han sido muy benéficos para el exdirector de Pemex, y para crear el circo a fin de desviar la atención y tener denunciados a todos los que la 4T considera sus enemigos.

Se ha engañado desde su llegada al aeropuerto a la Ciudad de México, cuando se montó un operativo para supuestamente llevarlo al penal, y acabó en una suite del Hospital Ángeles, porque según las autoridades mexicanas, el señor se sentía mal y tenía anemia.

Paradójicamente, las autoridades españolas, en la examinación médica que le hicieron antes de su partida, aseguraban que se encontraba en perfecto estado de salud.

Se dice que esos días en el hospital fueron valiosísimos para que Lozoya terminara de armar su declaración, para presentar las denuncias y asegurando que tenía pruebas de sus dichos.

La realidad es que las pruebas que se tienen son en contra del mismo Lozoya, los directivos de Oderbrecht declararon haberle dado dinero directo al exfuncionario, mismo recurso que se encontró en las cuentas de él y su familia.

Lozoya, cuando ofreció colaborar con las autoridades, dijo que funcionarios de su mismo nivel en el Gobierno de Peña Nieto habían participado en la trama de sobornos.

La realidad es que hasta el momento sólo ha dado a conocer un video y ha señalado a testigos, gente cercana a él, con quien trabajó en Pemex, además de su chofer.

Lo testigos presentados por Lozoya, supuestamente gente cercana a él, se han retractado.

Se trata de Rodrigo Arteaga Santoyo, quien fuera su secretario particular, y Francisco Olascoaga Rodríguez, exjefe del Departamento Administrativo en la Dirección de Pemex, ambos considerados como testigos estrella de Lozoya, al ser señalados por él como los encargados de recibir y repartir el dinero de los sobornos, pero contradijeron la versión dada por el exfuncionario.

Lozoya ha buscado obtener el beneficio de criterio de oportunidad, una figura que contempla el Código Nacional de Procedimientos Penales y que permite la suspensión temporal o definitiva de la acción penal, en contra de un probable responsable de un delito.

Pero a cambio de esto, el procesado debe ofrecer datos y pruebas eficaces, que permitan detener y enjuiciar a personas por delitos más graves o de mayor jerarquía criminal que la suya.

Beneficiado

El exdirector de Pemex, Emilio Lozoya (en imagen de archivo de 2017) llegó a México extraditado desde España el 17 de julio de 2020 y no ha pisado la cárcel.
El exdirector de Pemex, Emilio Lozoya (en imagen de archivo de 2017) llegó a México extraditado desde España el 17 de julio de 2020 y no ha pisado la cárcel.Foto: Cuartoscuro

Hoy, no se han presentado estas pruebas, pero Lozoya sigue gozando de libertad sin pisar la cárcel, ni un juzgado, ni ha comparecido para determinar su situación, tampoco se ha presentado a las audiencias gracias a los aplazamientos conseguidos por su equipo de abogados.

Se supone que utiliza un brazalete con el que las autoridades lo monitorean. En realidad, hasta el momento nadie lo ha visto o sabe realmente en qué domicilio está.

Y es que, por tercera ocasión, la defensa de Lozoya logró postergar las audiencias en la que los jueces decidirán si lo procesan o no por los delitos de cohecho, lavado de dinero y asociación delictuosa, relacionados con los presuntos sobornos en los casos Odebrecht y Altos Hornos de México.

Los jueces de control responsables, ambos con sede en el Reclusorio Norte, aceptaron los requerimientos y programaron para la segunda y tercera semana de agosto las audiencias.

Dicen los abogados defensores que necesitan más tiempo para reunir datos de los peritajes sobre cuentas en Alemania y Suiza, también para concluir la colaboración con la Fiscalía General de la República (FGR).

Aquí lo único contundente es lo dicho por el exdirector en México de la empresa brasileña Oderbrecht, Luis Alberto de Meneses, quien confesó ante autoridades de su país que el dinero fue entregado directamente a Emilio Lozoya, a sus cuentas, lo que contradice la versión del exdirector de Pemex sobre que los recursos fueron para terceros y no para él.

Por su parte, a partir de la denuncia de Lozoya, la Unidad de Inteligencia Financiera realizó un análisis de al menos 30 perfiles que resultaron de interés, de los 70 señalados en un principio, lo que dio paso a denuncias.

Hace poco platiqué con el periodista Mario Maldonado (MM), quien acaba de escribir El traidor, por Editorial Planeta, la historia de Emilio Lozoya.

P: ¿Qué hay detrás del caso de Emilio Lozoya? ¿Quién es Emilio Lozoya y cuáles fueron los negocios millonarios que hizo en el sexenio de Enrique Peña Nieto? ¿Por qué traiciona hasta a su propia madre, con tal de lavarse las manos?

MM: Se llama El traidor porque él traicionó no sólo a sus examigos o quienes lo invitaron al gabinete, al propio expresidente Peña, y no a una… por lo menos a 70 personas que involucró en su denuncia que presentó ante la Fiscalía General de la República.

Lozoya hizo múltiples negocios más de los que se han exhibido públicamente, estuvo en las denuncias de Odebrecht, que ése creo es el principal caso de los 10.5 millones de dólares que le dan para financiar parte de la campaña de Peña Nieto, y él los usa para comprar casas, como la de Ixtapa. Él hace esta denuncia que le da para mucho en términos mediáticos y político-electorales.

Mario Maldonado nos platica de la personalidad de el exdirector de Pemex, a quien entrevistó y también platicó con muchos de sus allegados.

MM: Es muy interesante la personalidad de Emilio Lozoya, escudriñé mucho en lo que me decían sus cercanos: amigos, exfuncionarios, todos los que trabajaron con él. Yo creo que es un personaje de entrada soberbio, egocéntrico, narcisista, que se creyó siendo director de Pemex podía hacer todos los negocios que se le ocurrieran y posibles.

Junto con, obviamente, por lo menos una decena de personas cercanas a él que se encargaban de hacerle las reuniones, de hacer todo este asunto de los sobornos, la corrupción o la extorsión a empresas, por lo menos unas de esas empresas quisieron quedarse, todo este grupo de empresas petroleras, navieras y demás. Y además de todo, terminó siendo hasta un poco ingenuo en creer que no iba a dejar huella y dejó huella por todos lados en términos de las transacciones que hizo.

Es verdad, Emilio Lozoya dejó muchas huellas de sus negocios ilícitos, embarró a la gente que supuestamente más quiere, su madre, esposa y hermana. Y, además, ha traicionado a amigos y conocidos con tal de librar su batalla legal.

Mientras tanto, hoy, Lozoya está solo, pero con dinero y en libertad, mientras intenta inculpar a decenas de inocentes con tal de salirse con la suya.

A un año de su llegada a México, el exdirector de Pemex todavía no enfrenta a la justicia.