Josefina Vázquez Mota

Violencia sexual, la cara oculta del matrimonio forzado

SIN MIEDO

Josefina Vázquez Mota *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Josefina Vázquez Mota 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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“Niña de 12 años llega a urgencias de ginecología con embarazo de 26 semanas de gestación; le preguntan a la madre: ‘¿Fue abusada?’, la mamá le responde al Ministerio Público: ‘no, se juntó con su pareja de 22 años’. En otro país esto sería cárcel para la mamá y la pareja”, narra la pediatra Cruz González.

La doctora señala que historias como las de Nancy son constantes cada día en la Ciudad de México. Dice que son muchas las ocasiones en las que las menores no saben que son víctimas de violencia sexual, y esa violencia es respaldada por sus padres debido a que en algunos casos hay un matrimonio forzado por conveniencia o acuerdo con los padres.

El doctor Reynaldo comenta que a él le tocó atender un caso similar en Nuevo León: una menor de 14 años con embarazo a término de alto riesgo, en donde la mamá se negó a que se le practicara una cesárea de urgencia. “La paciente sufre ruptura uterina y fallece por el sangrado, el recién nacido también falleció, ¿qué decide hacer la mamá?, demandar al doctor, al hospital y al residente”.

El doctor Juan Carlos sostiene que durante su servicio social en un hospital público en Baja California, llegó una niña de 14 años con un feto en una bolsa de papel sanitario, había tenido un aborto espontáneo. “La mamá de la niña, inconsolable, y al hablar con la señora sobre la sabiduría de la naturaleza me dice: ‘es que tiene dos años tratando de quedar embarazada, y apenas que lo había logrado, lo pierde’, siguió llorando desconsolada. Me retiré y seguí viendo lo del traslado al Hospital General”, platica el médico.

Estas historias son un terrible ejemplo de la violencia sexual a la que se enfrentan las adolescentes en nuestro país, cuando bajo la complacencia de los padres o tutores hay un matrimonio forzado.

Son matrimonios o uniones que fueron arreglados o permitidos por los padres como solución a la situación económica que viven miles de familias en el país.

Ninguna menor merece dejar de ser niña para convertirse en mujer una vez que llega su periodo menstrual.

Los matrimonios forzados o la venta de niñas y adolescentes para casarse no es exclusivo en Guerrero, como se ha documentado, también suceden en grandes urbes, como la Ciudad de México, Jalisco o Nuevo León.

Médicos pediatras documentan día a día casos en donde las menores y adolescentes quedan embarazadas sin saber que viven violencia sexual, y que sus parejas son sus agresores.

Los casos documentados demuestran que los matrimonios arreglados están ocurriendo desde los 12 años en adelante, bajo la modalidad de unión libre o concubinato, y que son los padres quienes, por un acuerdo económico, acceden ante los abusadores.

En el Senado de la República se aprobó la prohibición del matrimonio infantil; sin embargo, se requiere de todos los sectores de la sociedad para combatir el matrimonio forzado por tratarse de un crimen en contra de las niñas y adolescentes de nuestro país. No basta con denunciar, debemos defender sus derechos y actuar en consecuencia.