Divorcio con cabeza fría

Todo el mundo se sorprendió con la noticia del divorcio de Bill y Melinda Gates. Todos los veíamos como la pareja perfecta, juntos son un símbolo de la filantropía, una pareja modelo que por 27 años logró amasar una fortuna valuada en 130 mil millones de dólares, de acuerdo con Forbes.

El pasado 3 de mayo de 2021, la pareja anunció en un comunicado su separación: “después de pensarlo mucho y trabajar a fondo en nuestra relación, hemos tomado la decisión de poner fin a nuestro matrimonio”.

La realidad es que nadie sabe lo que sucede en la alcoba, pero sí nos enteramos de que este divorcio no se dio de manera pasional y sin pensar. Esta separación se está trabajando desde el 2019, cuando los Gates buscaron y consultaron abogados para divorciarse.

Tardaron casi dos años en anunciar el divorcio y es que es mucho lo que está en juego, una empresa de millones de dólares y una fundación que apoya a millones de personas, que incluso ha logrado erradicar enfermedades por el extraordinario trabajo que ha hecho. Han logrado vacunar a muchos países enteros en África y también que se tenga agua potable en los ligares más pobres del planeta.

Los Gates no quieren dejar de laborar en estos apoyos y esto fue parte del convenio en el que se ha tenido que trabajar. Y es que, a través de su fundación, valuada en 30 mil millones de dólares, han recaudado otros miles de millones en beneficio de cientos de emprendedores y organizaciones en todo el mundo, principalmente en el sector salud, prueba de ello fueron los recursos destinados para el desarrollo de vacunas contra Covid-19.

Hace dos años su fundación invirtió cinco mil millones de dólares en programas benéficos en todo el mundo.

Ambos tienen activos como la mansión que tienen en Washington, valuada en 127 millones de dólares. El inmueble incluye una biblioteca con manuscritos inéditos valuados en 30.8 millones de dólares.

El otro agregado, a través de su fundación, son sus conexiones con líderes mundiales, lo cual quedó demostrado en la reciente convención contra el cambio climático, convocada por la Casa Blanca y en la que participó Bill Gates.

Por ello su separación trasciende más allá de la nota rosa. Ambos han sido muy inteligentes en la manera de manejar la separación. No hay escándalos, buscan mandar el mensaje de certidumbre de que tanto en Microsoft como en la fundación no habrá conflictos.

Y es que en los divorcios donde las parejas se pelean con todo, nadie gana y se pierde todo.

Se dejó entrever que el divorcio podría estar relacionado con la relación de Bill Gates con Jeffrey Epstein, una figura mediática que Melinda rechazaba, involucrada en denuncias de abuso sexual. La realidad, sin duda, es mucho más compleja que eso.

Separación civilizada

Se habló de un acuerdo prenupcial antes de su boda y otro acuerdo que algunos medios mencionan, es que antes de casarse, Bill pactó con Melinda que seguiría viendo a Ann Winblad, su examante, y la seguiría llamando e incluso, como ya era tradición, se iría de vacaciones con ella una vez al año.

Por lo pronto, los detalles económicos del divorcio no han trascendido, la resolución la dará un juez en septiembre, aunque la repartición de los bienes podría ser a partes iguales, según el acuerdo de separación al que han llegado y que presentaron en el Tribunal Superior del Condado de King, en Washington, uno de los pocos estados de Estados Unidos con leyes de bienes gananciales, que pide dividir en partes iguales lo acumulado durante el matrimonio.

Su caso recuerda a otra pareja que llegó a una separación en buenos términos. Se trata del fundador de Amazon, Jeff Bezos, y su exmujer, la escritora Mackenzie Scott, quienes estuvieron juntos por un cuarto de siglo y criaron juntos a cuatro hijos. El anuncio de su separación mantuvo en suspenso las acciones de Amazon, la plataforma digital de mayor importancia a nivel internacional.

Ambos sabían que el tener un divorcio conflictivo, lo único que lograría sería una baja en las acciones de Amazon, al igual que la disputa por el control de la empresa.

Es más, durante los días de especulaciones por este tema, la empresa reportó una caída de 0.5% en el valor de sus acciones y llevó a algunos inversores de corto plazo a vender sus títulos.

Y es que Amazon fue fundada en 1994 por Jeff Bezos, pero desde sus inicios contó con el apoyo de Mackenzie Bezos, quien trabajó en el área contable en la primera etapa de la empresa, cuando ésta despegó, ella pudo dedicarse a su pasión, escribir novelas, pero tuvo que abandonar su vocación para dedicar tiempo a la crianza y educación de sus hijos.

Ambos se conocieron en el ámbito profesional, cuando en 1992 Mackenzie trabajó para Jeff en un fondo de inversión de Nueva York. En 1993 se casaron y en 1994 Amazon comenzó a operar.

Sin embargo, en abril de 2019 la relación llegó a su fin a la par que se hacía pública la infidelidad de Jeff Bezos a Mackenzie con la presentadora Lauren Sánchez, de la que el magnate estaba tan enamorado como para mantener una relación extramatrimonial.

Ambos anunciaron los términos de su divorcio. MacKenzie recibió alrededor del 4% de las acciones en circulación de Amazon, por un valor de más de 35 mil millones de dólares en 2019, cuando se anunció el acuerdo, y desde entonces las acciones de la empresa aumentaron 75 por ciento.

MacKenzie cambió su apellido a Scott en 2020, se volvió a casar en marzo de 2021 y se convirtió en la tercera mujer más rica del mundo. Su exmarido la felicitó para la boda y siguen manteniendo una relación cordial.

Hoy, Bill Gates es la cuarta persona más rica del mundo, junto con Melinda, siguen trabajando en temas filantrópicos.

La exesposa de Bezos, a pesar del golpe que recibió por la infidelidad de su marido, con la fortuna que recibió por el acuerdo de divorcio, volvió a encabezar la lista de millonarios con un valor estimado de 194 mil millones gracias a la alta demanda que su plataforma tuvo durante la pandemia por Covid-19. Y además decidió entrar al mundo filantrópico de manera individual, tiene los recursos y la pasión para hacerlo.

Hay mucho que aprender de esta gente que ha manejado sus divorcios con la cabeza y no con el rencor. Por supuesto que tanto Melinda como MacKenzie están dolidas, ellos también. Pero el mantener sus empresas, fundaciones e hijos fuera de problemas ha sido más fuerte y lo mejor para todos.