Bibiana Belsasso

Un México sin sangre

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El Presidente López Obrador acusa a sus adversarios de buscar pleito entre el Gobierno federal y la Iglesia.

Y aunque el mandatario asegure que no hay ninguna confrontación con la Iglesia, la realidad es que, tras el asesinato de los dos Jesuitas en Chihuahua, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), al igual que varios sacerdotes en lo individual, se han pronunciado ante la violencia que se vive en rl país, las amenazas y asesinatos que han sufrido miembros de la Iglesia católica y muchos mexicanos.

La brecha entre el Gobierno federal y la Iglesia es más que evidente. La realidad es que se mostró muy poca solidaridad con el asesinato de los dos jesuitas y el guía de turistas, de mano de uno de los principales operadores del Cártel de Sinaloa, a quien por cierto, no han detenido.

Es verdad, sería imposible para el Gobierno federal asistir a los velorios de los más de 100 mil personas que han perdió la vida en estos últimos 4 años, pero sí pudiera ser un acto de generosidad y empatía tener palabras de aliento para las familias de esas personas.

Es como en las familias de antaño, si no se habla de un tema, pareciera que no existe.

Pero miembros de la Iglesia sí quieren hablar de lo que les está sucediendo a ellos y en sus comunidades. En muchas zonas del país son los únicos que están para brindar apoyo a la comunidad.

Durante la octava Marcha por La Paz en Cuernavaca, el obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, criticó que no se quiera cambiar la estrategia de seguridad en el país que ha dejado miles de muertos, feminicidios y desaparecidos. El obispo de la capital de Morelos es el secretario general de la CEM.

En medio de las investigaciones, un nuevo ataque se registró contra un sacerdote. Mateo Calvillo Paz fue agredido cuando entraba con su vehículo en Queréndaro, ubicado aproximadamente a 45 kilómetros de Morelia, Michoacán.

El mismo clérigo dio a conocer lo sucedido a través de una carta y mostró imágenes de cómo le habían destrozado la cara. Aseguró que se trató de un sicario, quien por tres minutos lo golpeó, por lo que para el sacerdote se trató de un ataque profesional.

Víctima de la delincuencia

El fin de semana, el sacerdote Mateo Calvillo Paz fue golpeado por un sujeto cuando regresaba a Michoacán, lo que describió como el ataque de un sicario.
El fin de semana, el sacerdote Mateo Calvillo Paz fue golpeado por un sujeto cuando regresaba a Michoacán, lo que describió como el ataque de un sicario.Foto: Especial

Pero para que este hecho sea investigado, el sacerdote Mateo deberá presentarse ante las autoridades, de acuerdo con el titular de Gobierno estatal, Carlos Torres Piña. El religioso todavía no ha levantado la denuncia.

Hace unas semanas, el cardenal de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, denunció que lo habían parado en dos retenes del crimen organizado cuando circulaba por la zona norte de Jalisco.

Dijo que para obtener la autorización del jefe de plaza y poder realizar las celebraciones de las fiestas patronales, la delincuencia organizada exige se entregue 50 por ciento de lo recaudado en las festividades. Eso se llama extorsión.

Días antes el obispo de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló, informó haber sido interceptado en su paso por Huejuquilla El Alto, en territorio jalisciense.

“No debemos acostumbrarnos, pero es el pan de cada día. Fui al norte del estado, en los límites con Zacatecas precisamente, y también fui detenido por dos retenes, y obvio que son del crimen organizado. Le exigen a uno decir de dónde viene, a dónde va, a qué se dedica, qué hace, eso es como lo más normal y lo más natural”, aseguró.

El obispo de Zacatecas asegura que ya había sido interceptado por hombres con armas largas en otras ocasiones.

Ante estos nuevos señalamientos, la CEM convocó a obispos, sacerdotes, vida religiosa, fieles y creyentes a realizar una Jornada de Oración por la Paz.

Mediante un comunicado, resaltó que los asesinatos y desapariciones que diariamente se cometen en el país son un llamado de Dios a unirse para pedir por la paz y pidió que en las misas a celebrarse el próximo 10 de julio, hacer memoria de todos los sacerdotes, religiosos y religiosas que han sido asesinados en el país y que en los templos coloquen fotografías de estos hombres y mujeres “que han dado su vida por el pueblo de Dios y han recibido la muerte violenta”.

“Hoy necesitamos historias de esperanza, imágenes donde veamos a la comunidad orando y pidiendo por la paz. Les pedimos difundir sus acciones en las redes sociales”, se detalló en el comunicado.

De acuerdo con el “Informe 2021 sobre Libertad Religiosa Internacional”, del gobierno de Estados Unidos, los grupos criminales asedian a los religiosos, considerados como líderes de las comunidades, para crear un ambiente de miedo y así favorecer sus intereses, principalmente, en el tráfico de drogas.

Las autoridades estadounidenses detallaron que el crimen organizado elige a algunos clérigos y otros jefes eclesiásticos como víctimas de asesinatos, intentos de extorsión, amenazas de muerte, secuestros e intimidación por su acceso a recursos financieros o por sus labores ayudando a los inmigrantes.

Por su parte, el informe “Situación de la Iglesia Católica ante la violencia en México”, del Centro Católico Multimedial, indica que el año pasado se contabilizaron 79 atentados contra miembros de la Iglesia católica en nuestro país. Además, se registraron cerca de 800 extorsiones y amenazas de muerte contra jerarcas.

Y es que no sólo la Iglesia católica quiere un México sin sangre. La gran mayoría de los mexicanos buscamos un país seguro. No somos adversarios del Gobierno, pero sí necesitamos un país libre de violencia.

La inseguridad no es un tema para polarizar ni confrontarnos, es una realidad que todos vivimos y los mexicanos buscamos seguridad.