Salud mental: ¿La próxima pandemia?

BAJO SOSPECHA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Aunada a la pandemia del Covid 19, otra pandemia, la de la depresión y la ansiedad, está acabando con la vida de decenas de niños, niñas  y jóvenes.

El reto de salir

Según datos oficiales, en el confinamiento los suicidios entre menores de 10 a 14 años aumentaron 37%, y entre los de 15 a 19 años, 12%; mientras que los pensamientos suicidas se incrementaron de 5.1% en 2018 a 6.9% en 2020.
Según datos oficiales, en el confinamiento los suicidios entre menores de 10 a 14 años aumentaron 37%, y entre los de 15 a 19 años, 12%; mientras que los pensamientos suicidas se incrementaron de 5.1% en 2018 a 6.9% en 2020.Foto: Especial

El confinamiento para este sector de la población ha sido brutal. Los suicidios de menores de edad crecieron un 37 por ciento entre los menores  10 a 14 años el año pasado y los suicidios también aumentaron un 12 por ciento entre los jóvenes de 15 a 19 años.

En total, en el 2020, en el confinamiento, hubo mil 150 suicidios de niños, niñas y jóvenes, una cifra muy superior a aquellos de ese mismo rango de edad que perdieron la vida por Covid.

Estamos hablando de datos oficiales emitidos en el informe "Impacto de la pandemia en niños", de la Secretaría de Gobernación.

A esto se suma el pensamiento suicida, que entre 2018 y 2020 aumentó de 5.1 a 6.9 por ciento.

Tan sólo en la Ciudad de México, entre enero y julio de 2021, el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia recibió 14 mil 102 llamadas de ayuda de jóvenes de entre 18 y 25 años. En contraste, en 2020 fueron cinco mil 444. Del total de las llamadas recibidas en este año, 42 por ciento fue para pedir apoyo psicológico, mientras que 11 por ciento fue para la prevención del suicidio.

Desde hace tiempo el suicidio es un problema de salud pública en México. Datos de la propia Secretaría de Salud indican que la población adolescente de nuestro país contribuye al 17 por cierto de este fenómeno. También el Instituto Nacional de Estadística y Geografía lo tiene identificado como la quinta causa de muerte en menores de 15 años. Sin embargo, con la pandemia, este problema parece que se ha exacerbado.

Ante estos datos, queda claro que el Covid-19 no sólo desató una crisis sanitaria, sino también emocional y psicológica. Lo más preocupante es que, de acuerdo con expertos, el estrés y los traumas relacionados con la pandemia pueden tener efectos duraderos en las mentes de los niños.

Pero lo más grave de todo es que detectar padecimientos de salud mental es muy difícil, sobre todo en niños y adolescentes.

Muchos jóvenes que incluso ya pueden salir de casa están experimentando el llamado Síndrome de la Cabaña, que es el miedo a salir de casa

Cuando se ha estado forzosamente dentro de espacios cerrados y se cumplen más de 100 días así, el salir de casa  da ansiedad y estrés. Incluso pueden llegar a presentar palpitaciones, sudoración y taquicardia al pensar que tienen que salir de su hogar.

Han sido tiempos muy difíciles por el confinamiento, urge que los niños, niñas y jóvenes regresen a sus actividades.

Pero también las autoridades de salud tienen que poner especial atención a los problemas de salud mental, sobre todo en este sector de la población que hoy es sumamente vulnerable.

Ha generado angustia en algunos padres de familia que sus hijos regresen a la escuela; la dura realidad es que, si comparamos los datos duros, esos niños, niñas y adolescentes tienen mayor riesgo a padecer un problema de salud mental, que complicaciones por un contagio de Covid.

Esto no significa que no se deban tomar las medidas correspondientes para disminuir las posibilidades de algún contagio.

Los datos oficiales demuestran que el número de muertes por Covid en México ha sido de alrededor de 392 casos, mientras que en ese sector de la población por suicidio han perdido la vida casi mil 200 niños, niñas y jóvenes.

Expertos señalan que regresar a las aulas permite a los menores recuperar la experiencia necesaria de la socialización, así como el aprendizaje de habilidades para vivir en sociedad.

Los propios organismos internacionales y las autoridades de nuestro país han resaltado la urgencia de que los menores de edad retomen la rutina que tenían antes de la pandemia.

Salir a divertirse, jugar y socializar son necesarios para una niñez sana. De hecho, estudios revelan que 80 por ciento de la salud mental de un menor depende de su actividad física.

El aislamiento, según expertos, puede influir no sólo en su capacidad para convivir con los demás, sino también en el desarrollo de habilidades para el lenguaje, las motrices y recreativas.

El estrés también estuvo presente en los menores y adolescentes. Incluso el propio Instituto Nacional de Psiquiatría Dr. Ramón de la Fuente Muñiz catalogó al confinamiento como una situación de estrés alto.

En menores de siete a 11 años esta condición provocó una mayor irritabilidad, falta de atención, hiperactividad y desarrolló hábitos no propicios, como comer fuera de un horario establecido o comer de más.

Al problemas de los menores de edad hay que sumar las complicaciones a nivel emocional y psiquiátrico que han presentado muchas personas después de haberse contagiado de Covid.

En el mundo, varios estudios reportan que una de cada ocho personas que se enferma con el virus ha recibido un diagnóstico psiquiátrico o neurológico en los primeros seis meses luego de superar el Covid-19. En tanto que otro estudio, realizado por la universidad de Oxford y publicado en la revista The Lancet Psychiatry, demostró que una de cada cinco personas diagnosticadas con algún tipo de trastorno psiquiátrico en los primeros tres meses padeció coronavirus.

Los problemas más comunes fueron la ansiedad, la depresión y el insomnio entre los pacientes recuperados. Pero el riesgo puede ser aún mayor, pues los investigadores encontraron otros, como la demencia o el deterioro cerebral.

Hay que estar muy atentos a los trastornos que nuestros hijos o nosotros podamos experimentar y consultar cuanto antes a un especialista.