Carlos Urdiales

El desabasto, el otro dato presidencial

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Carlos Urdiales 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

El elefante reumático, como se refiere el Presidente López Obrador a ciertos aparatos de la burocracia nacional, goza de cabal salud a pesar de las exigencias populares y de las del propio mandatario.  

Contra su costumbre de endosar señalamientos por fallas en la administración pública, esta vez AMLO apremió a sus encargados de salubridad a resolver de una vez por todas lo que es una dura realidad, no un mito neoliberal; el desabasto de medicinas en el sector salud.

La Cuarta Transformación sacudió el avispero de las compras consolidadas de medicamentos a través del IMSS; el actual Gobierno decidió mandar la tarea al SAT de la Secretaría de Hacienda, se vetaron a laboratorios que monopolizaban el suministro y comenzó la pesadilla de la que hoy no despertamos.

A pesar de los evidentes afectos presidenciales para con el doctor Jorge Alcocer, cabeza de sector, el gesto inédito fue suficiente para que tirios y troyanos se sumaran a la marea de reclamo y exigencia. No se puede tapar el sol con el dedo de la retórica, ya no.

Durante los debates del presupuesto de egresos 2022, legisladores de oposición fustigaron con todo al sistema gubernamental, a partir del reconocimiento presidencial sobre el desabasto, pero más significativo resultó el enérgico reclamo del diputado Ignacio Mier, coordinador de Morena en San Lázaro, que les dijo al doctor secretario Alcocer y al agrónomo director del Insabi, Juan Antonio Ferrer: Si no pueden renuncien.

Y en el Senado, la Comisión de Salud avaló un punto de acuerdo para garantizar el abasto oportuno y suficiente de medicamentos de todo tipo, oncológicos, tratamientos crónicos para enfermedades degenerativas, incluso el genérico, nada especializado, popular pero inexistente en los dispensarios oficiales, omeprazol. El expresidente Felipe Calderón fue lacónico al tuitear: “Se acabó la discusión, hay desabasto”, al tiempo que aplaudió el gesto de AMLO.

Que los críticos del régimen aprovecharan el apunte del Presidente es natural; que sus propios compañeros de viaje se quiten el cubrebocas y aprovechen el regaño para hacer suyo el reclamo de miles que han sido ignorados -cuando menos- en sus protestas por activas y pasivas.

Luego de tres años se acepta; el desabasto de medicamentos es real y éste, dice AMLO, no tiene pretexto que lo justifique. Ya no hay corrupción, hay dinero, se demolió el club de costos inflados entre laboratorios y distribuidores; regresa entonces una interrogante fundacional de su gestión sexenal, si hay golosinas y refrescos en cada rincón de la patria, ¿cómo es posible que no puedan repartirse medicinas? Simple, porque no son lo mismo.

Únicamente, resta que el mandatario enfoque el reclamo a la dependencia responsable de las adquisiciones y que, por su decisión, ya no es el IMSS, ni el ISSSTE sino el inconcluso Insabi para que resuelva un asunto en el que queda demostrado, a un altísimo costo, que la bondad, honradez y buen talante no alcanzan; se requiere de una chocante y tecnócrata definición: eficiencia.

Terminar de resolver el problema de desabasto, para que ni el Presidente ni nadie tenga que escuchar de nuevo que no hay medicinas gratis, demanda que los funcionarios públicos, además de ser buenos, justos y probos, conozcan los mecanismos administrativos y operativos, antes de desmantelarlos.

Diseñar nuevos procesos, antes de dinamitar lo que a su juicio funcionaba, pero corrompía; pecado capital proscrito o al menos defenestrado en los altos mandos del Gobierno, según la Cuarta Transformación, se impone. ¿Cuánto tiempo llevará cumplir la instrucción? No será por desgracia poco.

El doctor Xavier Tello (@StratCons), analista en políticas públicas de salud, advierte que el mercado global de fármacos, luego de la pandemia, atraviesa por un momento sumamente complejo, ahora los pedidos de miles de claves -medicamentos-, tardan meses en ser procesados ante una demanda desfasada en sus proveedurías habituales.

Como en el caso de las vacunas, la compra y abasto de biológicos obedece a leyes de mercado no de apremios humanistas. Para Xavier Tello el reclamo presidencial no tendrá pronto alivio.

Sin embargo, el posicionamiento de ahora es más sano que la anterior reacción, que negó por reflejo ideológico denuncias sin más estímulo político que la supervivencia propia y de su descendencia.