Carlos Urdiales

La gateliña, de México para el mundo

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales
Carlos Urdiales
Por:

La tragedia con comedia no es menos. Contando más de 164 mil muertos (oficiales) a cuestas en el tercer lugar mundial en decesos por Covid-19, sólo México es capaz de hacer de la pandemia, una comedia. 

Hugo López-Gatell es inmune al descrédito que en cualquier país desarrollado tendría si, como zar contra la moderna peste, hiciera lo que hace y dijera lo que dice.

Dislates propios de quien del verbo hace su principal acción, tropiezos de los que ni su jefe está exento cuando asume que gobernar, es hablar. Pero la inconsistencia de su perorata no tiene igual. El fiasco con la página mivacuna.salud.gob.mx engrosa los anales de sus pandémicas anécdotas.

Transitar de la mano de Hugo López-Gatell por el sigan intentando al pip, pip, pip, al mejor dejen pasar unos días al fin que ni vacunas hay, para anunciar nuevo centro de ayuda telefónica insinuando ataques cibernéticos al sitio para acrecentar su desprestigio al asumir que su desempeño encarna la vitalidad de la cuarta transformación nacional, es increíble.

Un hito hasta para quien adolece de vergüenza personal y decoro profesional para dimitir al rebasar su proyección de muertes más catastrófica. Para quien del sketch hace estrategia.

Cuando de la salud presidencial se trata, la única imagen y voz que valen ya no es la del encargado sino la del paciente. Credibilidad cero. Utilidad cero.

A estas alturas sólo el doctor Covid-19 de México es capaz, sitiado por sus fracasos, de atreverse a lo que el legendario futbolista Cuauhtémoc Blanco; crear lo inesperado y dejar a millones con los ojos cuadrados.

Cual sanitaria cuatemiña, nuestro elocuente galeno al verse asediado monologa sobre el cubrebocas y su cuestionable utilidad para prevenir contagio; sí, así como lee.

Ignorando a la OMS, OPS y menospreciando a las autoridades sanitarias nacionales del mundo entero, nuestro inigualable López-Gatell explica que el adminículo sirve para no echar bicho, pero no impide que el desgraciado entre.

Ahí nos quiere y ahí nos tiene el comediante de la pandemia. Cuando soñamos con vacunas el crac nos rompe alma y cordura con nueva idea sobre cubrebocas.

La gateliña, recurso burocrático-populista de México para el mundo que debemos aquilatar. La verdad, no cualquier sociedad es capaz de llorar y reír al mismo tiempo. Nosotros sí.

Violencia, roña electoral. Gerardo Fernández Noroña destaca por inteligente y mezquino. La vulgaridad del personaje dista de su elaborada perversidad política. Ajedrecista provocador, incendiario, gestor de sus redes políticas y sociales se empodera escándalo tras escándalo. Sus publicaciones le son cínicamente funcionales.

Lo de Santa María Chahuites, Oaxaca, puede ser un punto de inflexión en su pendenciera estrategia. A su discurso siguió el asesinato de Leobardo Ramos Lázaro, cuestionado edil de esa comunidad. Si corrupto era merecía ser procesado y castigado al tenor de las leyes y códigos de nuestra Constitución, que ayer cumplió 104 años de vigencia y mediana observancia.

De la violencia verbal a la violencia física y criminal sólo transcurrieron tres días y eso descoloca al teatral Fernández Noroña. Ramos Lázaro se desempeñaba como alcalde emecista y experredista de Chahuites por segunda ocasión, su periodo terminaba el próximo 31 de diciembre.

Las provocaciones del diputado petista sobre los huevos del alcalde y los de sus gobernados, justifican la polémica de la cual Noroña pretende no sólo control de daños sino hasta obtener raja política emprendiéndola contra el gobernador Alejandro Murat.

Nunca su líder y compañero de lucha, Andrés Manuel López Obrador, empleó un tono de semejante violencia. Nunca. A Fernández Noroña le llueve con justa razón, imposible por el momento vincular su arenga machista en Chahuites con el asesinato de Ramos Lázaro, pero la señal es nítida y su agilidad verborréica, no debe confundir a nadie.

En la polarización que vivimos azuzada desde Palacio Nacional y al inicio de un proceso electoral estratégico, será mejor usar menos la lengua y más la cabeza para dimensionar la influencia de la palabra.

De AMLO, a pesar de todo, Noroña podría aprender. La sangre no nutre a la democracia. La justicia impartida a balazos es sólo venganza, barbarie. Que folclórica y populista retórica le impliquen un costo, al menos social y mediático, es lo justo. Como dice su faro; tome para que aprenda.