Carlos Urdiales

Refundar el anterior partidazo (PRI)

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Carlos Urdiales 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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No es rebelión ni golpe, tampoco insurrección o disputa por clientelas; luego de perder ocho de ocho gubernaturas y extraviar un millón 600 mil votos —respecto a la elección de 2018—, en el PRI sucede algo menos escenográfico que la toma de la sede del partido a punta de golpes y mentadas.

Por la refundación del PRI, es una corriente que emerge de profundidades tricolores, personajes discretos que persiguen tres objetivos: convocar con urgencia a una Asamblea Nacional con carácter refundacional para analizar qué pasó el 6 de junio.

Respetar los espacios ganados —incluso a la mala— por el grupo de Alejandro Moreno a cambio de que los 35 miembros del actual Comité Ejecutivo Nacional (CEN) dediquen su tiempo a quehaceres legislativos para conformar un bloque opositor ajeno a miedos y sumiso ante Morena y no jugar con doble cachucha; y separar misión de intereses.

Apuntan que Alito y compañía irrespetaron los estatutos del partido que señalan procesos simples en la selección de sus candidatos. No revisaron hojas de vida partidista ni trayectorias. En cambio, en el conjunto de plurinominales viaja descendencia y parentela como cuota de sangre, derecho Real de nostálgicos que ya no aparecen, pero mandan.

Hay fondo en este brote priista. La gobernadora y gobernadores del PRI que rinden plaza en los próximos meses dejarán de ser factores —si es que lo fueron— de poder y equilibrio al interior del partido. Sólo Alfredo del Mazo ganó. Oaxaca con Alejandro Murat es una identidad en permanente duda.

Lo que salve al otrora partidazo de la orfandad absoluta serán sus diputados y senadores. Si en el Congreso PRI, PAN y PRD no consolidan un dique que contenga el natural apetito de Morena y su líder para el segundo tiempo del sexenio, al menos PRI y PRD serán sólo historia.

Únicamente desde el Poder Legislativo la oposición puede ser. Esta nueva tricolor corriente busca con una dirigencia renovada, ser un Observatorio que vincule principios —dicen que aún vigentes y válidos— con la práctica parlamentaria que demanda negociar, ceder y demandar sin traicionar los compromisos que se pactaron en la Alianza Va por México.

La exdiputada priista, Margarita Sánchez Gavito, una de las impulsoras de la corriente refundacional, afirma que detrás del debilitamiento ideológico y estructural de su partido existe una mano que desde Palacio Nacional alimenta el caldero que mezcla largas colas y lenguas muy cortas, fórmula infalible para convertir al PRI, en un sector en las entrañas de Morena.

Acá no se necesitan espías maléficos. Dice Sánchez Gavito que una democracia activa, no simulada, precisa de representación plural real, lo mismo al interior del partido que entre los Poderes de la Unión.

Por eso el planteamiento vale. Sin compulsas internas, las nominaciones del PRI para 2024 serán testimoniales, comparsas en un escenario carente de competencia real. En los próximos dos años, los gobernadores del Estado de México y Oaxaca decidirán si pueden o no gravitar a la hora de definir cómo y con quién el PRI intente superar su atomización.