Carlos Urdiales

La vacuna cura todo

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales
Carlos Urdiales
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Una vacuna contra el coronavirus SARS-Cov2 disponible durante el primer semestre de 2021 es un rayote de esperanza en términos de salud pública, física y emocional.

México rebasa los peores escenarios, los más catastróficos que planteó el subsecretario Hugo López-Gatell, con más de 56 mil decesos y medio millón de casos reconocidos.

Con la muerte de más de 750 mil personas en el mundo y una curva global de contagios indomable con rebrotes y nuevos confinamientos, la carrera científica por encontrar una bala de plata contra el coronavirus que desequilibró al mundo es de lo más relevante. Se trata de dar a la vida de todos, un nuevo sustento, de recobrar cabalmente sus sentidos.

AstraZeneca, el gigante farmacéutico suizo-británico junto con la Universidad de Oxford, van a la cabeza en esa ruta; otras cinco asociaciones entre academia e industria vienen detrás, muy cerca. Es deseable que también tengan éxito y multipliquen las opciones. Hace tiempo adelantamos que sería AstraZeneca la primera en cruzar la meta y entonces el colosal desafío sería la producción masiva de la bendita vacuna.

Por esa razón, la compañía buscó entre gobiernos y filantropía privada, socios regionales con suficiente cobertura, conocimiento, finanzas y logística para poder producir, sin lucro, decenas de millones de dosis. Brasil firmó su acuerdo en junio. México y Argentina fueron los otros dos países con capacidad para coproducir y distribuir la vacuna en América Latina. Y la Fundación Carlos Slim asumió el riesgo de pagar la producción mientras se acelera la tercera y última fase de pruebas clínicas. El papel de Slim Helú en este entramado es fundamental, estratégico e invaluable.

Si todo sale como los resultados de las anteriores etapas permiten anticipar, a partir de noviembre los reguladores sanitarios de todas partes y la Comisión Federal contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) en México, darán su aval a la vacuna AZD-1222 y entonces podrán distribuirse entre 150 y 250 millones de ampolletas. Esto significa que casi uno de cada dos latinoamericanos (450 millones), tendremos acceso al inmunizante durante la primera mitad de 2021.

Cada gobierno decidirá los mecanismos de aplicación; en México adelanta el Presidente López Obrador, la vacuna será gratuita y universal, la prelación para disponer de ella apunta al personal médico, a sectores vulnerables y sucesivamente al resto de la población.

Entre AstraZeneca, la Universidad de Oxford, los gobiernos de Argentina, de México y la Fundación Slim, lograron que el dinero no determine quién puede protegerse y quién no. Algo histórico. Frente a un enemigo común de dimensiones no imaginadas, la colaboración, el altruismo y la decisión política, perfilan un horizonte promisorio, no inmediato, pero cuyo solo aliento anima.

Todos estamos condenados a la prudencia e inteligencia; la pandemia continúa y la impostergable reapertura de más actividades económicas no permite bajar la guardia; a nuestras autoridades nos toca exigirles mayor eficacia, claridad, precisión y rigor científico. La bendita vacuna no será una realidad, en el mejor de los escenarios, sino hasta finales del primer trimestre del año próximo; la temporada de influenza AHN1 comienza y la mezcla con el Covid-19 puede ser explosiva.

El miércoles próximo, en San Luis Potosí, el Presidente López Obrador y sus gabinetes, legal y ampliado, por fin se reunirán con todos los mandatarios estatales. Es vital aplanar la grilla entre una autoridad sanitaria soberbia y gobernadores ávidos de protagonismo sí, pero también de acciones coordinadas más acordes a sus contextos y circunstancias. Todo con un Jefe del Ejecutivo activado en modo campaña permanentemente, priorizando su propaganda por sobre todo lo demás un día sí y otro también.

La vacuna (que así sea) nos protegerá del coronavirus, combatirá la incertidumbre mundial sobre economía, empleo y el abultamiento de nuevos pobres aquí y allá. La vacuna puede pavimentar caminos para la recuperación de redes productivas y sociales. La vacuna servirá también para que la 4T se recomponga de cara a las elecciones de 2021. ¿Se imagina una campaña nacional de vacunación gratuita simultánea a las campañas proselitistas?

La relevancia de la vacuna es superior a la bulla doméstica sin duda alguna, pero de que le viene como anillo al dedo a la 4T, le viene.