David E. León Romero

En torno al Popo

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero
David E. León Romero
Por:

En torno al volcán Popocatépetl existe una enorme cantidad de energía, talento, esfuerzo y sacrificio por parte de miles de personas que se encargan de estudiar, monitorear, analizar y emitir diferentes productos y contenidos que se traducen en recomendaciones, protocolos, programas y políticas públicas.

El pasado fin de semana pude ser parte de las labores de mantenimiento de una de las estaciones de monitoreo instaladas en las faldas del volcán, mediante las cuales se recoge gran número de señales que son transmitidas hasta en el Centro Nacional de Prevención de Desastres.

Estas señales permiten a un grupo de expertos identificar variaciones que pudieran indicar un incremento en su actividad, lo que eventualmente podría poner en riesgo a la población que habita y visita la región.

La vigilancia, monitoreo y análisis se realizan las 24 horas del día. Personas y equipos tecnológicos que nunca descansan. A su vez, todas esas señales y datos son analizados por un grupo de expertos, llamado Comité Científico Asesor, que lo integran las mujeres y los hombres que mejor conocen y entienden al Popo y, me atrevo a decirlo, quienes mayor respeto, admiración y cariño le tienen.

En mi visita me acompañaron tres expertos a los que les tengo agradecimiento y admiración: el doctor Hugo Delgado Granados, director del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, y los ingenieros Óscar Zepeda Ramos y Gilberto Castelán Pescina; los tres, conocedores profundos de la actividad y del riesgo volcánico.

En nuestro recorrido, pudimos visitar un radar instalado por el Instituto de Geofísica en colaboración con el Gobierno de la Ciudad de México. Un proyecto que llevó muchos meses concretar pero que hoy nos permite conocer mucho más acerca del contenido de ceniza que las exhalaciones de don Goyo contienen.

Toda esta información alimenta un extraordinario mecanismo llamado Semáforo de Alertamiento Volcánico, que dependiendo del color y la fase en la que se encuentre, dispara diferentes acciones a realizar por parte de la autoridad y la población. Es decir, la ciencia, el conocimiento y la experiencia se traducen en acciones puntuales que se reflejan en las comunidades, buscando así, protegerlas del riesgo que uno de los volcanes más activos representa.

El Centro Nacional de Prevención de Desastres, dirigido por el ingeniero Enrique Guevara Ortiz, encabeza un gran esfuerzo en torno al volcán, con la valiosa participación de diferentes instituciones de Gobierno en sus tres niveles y otras tantas de corte académico, entre las que destaca nuestra querida Universidad Nacional Autónoma de México.

Debemos reconocer y agradecer el gran trabajo que todas estas mujeres y hombres, que constituyen instituciones, realizan para prevenir, preparar y gestionar las emergencias. Gracias a todos aquellos que trabajan en torno al Popo. Su trabajo resulta fundamental y deberá ser reconocido día con día, mediante la implementación de más proyectos que permitan potenciar su talento y experiencia al servicio de las comunidades.