Eduardo Nateras

MC y lo que ya no fue

CONTRAQUERENCIA

Eduardo Nateras*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Eduardo Nateras
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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M ovimiento Ciudadano pasó de ser un partido satélite más y llegó a convertirse en la cuarta fuerza política nacional, a partir de que —por allá de 2015— Enrique Alfaro logró hacerse de la presidencia municipal de Guadalajara y, posteriormente, de la gubernatura de Jalisco.

Años después, gracias a un exitoso spot con una tonada muy pegajosa, lograron situarse en el imaginario de una amplia audiencia. Luego vino el fenómeno en redes sociales de la dupla Samuel García-Mariana Rodríguez, quienes, junto con Luis Donaldo Colosio Riojas, lograron hacerse del control de la capital neoleonesa y, a la postre, del Gobierno de la entidad.

Así llegaron a la antesala de este larguísimo y atípico proceso electoral, convertidos —en distintos momentos— en la manzana de la discordia entre el oficialismo y la oposición, tal como si el resultado de la elección presidencial estuviera en sus manos.

El partido acaparó todos los reflectores de la política nacional cuando abrió la puerta a que Marcelo Ebrard fuera su candidato presidencial —ante su infructuoso intento de hacerse de la candidatura morenista—, pues daba la apariencia que de esa determinación dependía el rumbo que tomaría la oposición en las siguientes elecciones presidenciales. A final de cuentas, el carnal Marcelo prefirió no salirse del redil.

Parecía, entonces, que la suerte estaba echada y que MC terminaría uniéndose al bando opositor. Sin embargo, comenzó un largo ir y venir que enfrentó al dirigente del partido con el gobernador de Jalisco sobre la decisión de unirse o no a la alianza. Dante Delgado optó por ir por la libre, lo que provocó el rompimiento interno entre ambos bloques. Pero ya con la decisión tomada, aún hacía falta definir al abanderado.

A pesar de las presiones, Colosio Riojas dio un paso de costado por considerar que no era su momento. Saltó entonces Samuel García, quien quiso ser el candidato, pero sin perder el control de la política regia. Su Congreso le impidió imponerse y Samuel volvió a su puesto —y a nada de quedarse como el perro de las dos tortas. Finalmente, la disputadísima candidatura cayó en manos de Jorge Álvarez Máynez.

Pero el asunto no paró ahí. A lo largo de la semana se dieron diversos deslindes y rompimientos internos adicionales —particularmente, Patricia Mercado dejó la vocería y campaña de Álvarez Máynez— ante la negativa de dar las maromas necesarias para justificar candidaturas al Congreso de personajes como Sandra Cuevas, Gibrán Ramírez o Alejandra Barrales.

Y es así como Movimiento Ciudadano “la tenía, era suya y la dejó ir”. So pretexto de estar en el proceso de construcción de un proyecto serio que dé batalla en la elección presidencial de 2030, diversas decisiones no precisamente afortunadas de su dirigencia y sus principales figuras los pusieron en su lugar y, más que el fiel de la balanza para lograr arrebatarle la Presidencia de la República a la 4T, prefirieron hacerle el caldo gordo burdamente al oficialismo para, posteriormente, terminar en un desastre interno que ha derivado en una naranja amarga y apachurrada.