Gabriel Morales Sod

El ataque conservador en EU

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Gabriel Morales Sod
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La revocación de Roe vs. Wade, sentencia de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos que legalizara el aborto en el ámbito federal en 1973, es uno de los logros más importantes del conservadurismo en las últimas décadas. Y esto, según la opinión del juez Samuel A. Alito Jr., parece indicar que es sólo el inicio.

La nueva mayoría de la Corte se propone modificar una serie de decisiones, entre ellas Obergefell vs. Hodges, que legalizara el matrimonio homosexual en el país, regresándole a los estados la capacidad de promulgar leyes discriminatorias. Pocas veces la Suprema Corte revoca sus propias decisiones. No obstante, ese caso parece no tener precedentes, pues si la Corte llegara a revocar Roe vs. Wade a fines del verano, estaría promulgando una sentencia claramente en contra de la voluntad popular: alrededor del 70 por ciento de los estadounidenses (y esto incluye un número considerable de republicanos) está en favor de la legalización del aborto.

La contradicción entre la composición de la Corte y las preferencias del electorado estadounidense no son un accidente, sino parte de un plan altamente elaborado del Partido Republicano para tomar el poder desde la minoría. La democracia estadounidense está paralizada. Desde el año 2000, dos veces el Partido Republicano ha logrado ganar la presidencia sin la mayoría de los votos, como resultado del sistema electoral. Una vez en el poder, los republicanos, con particular ímpetu durante la presidencia de Trump, se dedicaron a promulgar leyes para restringir y dificultar el voto; a rediseñar los mapas electorales para construir distritos en los que son prácticamente invencibles, y a llenar las cortes, a todos niveles, de jueces conservadores. El límite del cinismo republicano ocurrió durante los últimos meses de la presidencia de Obama, cuando el Senado, que controlaban los republicanos, le negó al presidente la aprobación de Merrick Garland a la Suprema Corte, con el pretexto de que las elecciones se avecinaban –-acto sin precedentes en la historia del país—.

Los padres fundadores del sistema político estadounidense diseñaron un antídoto para este tipo de problema. Los jueces de la Corte son vitalicios, así que podía esperarse que se diera una constelación donde la Corte pudiera representar intereses contrarios a los de las mayorías. De darse el caso, el Congreso siempre puede promulgar leyes (que se impondrían a cualquier decisión de la Corte). El problema de la democracia estadounidense el día de hoy es, que a pesar de que los demócratas controlan ambas cámaras y la presidencia, el filibuster, una práctica arcaica sin mayor lógica democrática, le impide a los republicanos avanzar leyes en el Senado sin una mayoría de 60 (de 100), en vez de una mayoría simple. Es así como por medio de prácticas antidemocráticas, leyes arcaicas y un sistema político fallido, el Partido Republicano ha logrado cooptar a la Suprema Corte de la nación y avanzar una agenda que se opone a la voluntad de la mayoría.