Gabriel Morales Sod

En el camino hacia la inmunidad, el reto apenas comienza

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod
Gabriel Morales Sod
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Los resultados de las pruebas de Pfizer y Moderna esta semana son alentadores. Ambas vacunas, según los datos de las compañías, tienen un 95 por ciento de efectividad, incluso en los casos más serios donde hay mayores concentraciones del virus. De inmediato, los mercados respondieron con gran optimismo y el mundo comenzó a prepararse para recibir la vacuna que pondrá fin a esta terrible saga. No obstante, el camino hacia la inmunidad es aún incierto y dependerá en gran parte en el manejo, los recursos y las decisiones de los gobiernos alrededor del mundo.

El primer reto lo tendrán las farmacéuticas, que tendrán que producir una cantidad de vacunas sin precedentes en tiempos récord. Mientras que hace unos meses se estimaba que cientos de millones de vacunas podrían producirse este año, tanto Moderna como Pfizer rápidamente advirtieron que sólo docenas de millones estarán listas en los próximos meses. Alentador pero insuficiente. Sin embargo, el verdadero reto será la distribución de las vacunas. En primer lugar, los gobiernos tendrán que convencer a los ciudadanos de vacunarse. Esto siempre ha sido un reto, pues tanto en la derecha como en la izquierda hay grupos de escépticos. La situación es mucho más difícil en el caso del Covid-19 comparado con otras vacunas. En el lapso de un año, los ciudadanos han visto cómo sus gobiernos dan información imprecisa sobre el virus una y otra vez. En muchos casos no porque hayan sido malintencionados o incompetentes, sino porque es la primera vez que nos enfrentamos a un virus de tal magnitud a escala global. En otros, como en el caso de Estados Unidos, el Covid-19 se convirtió en una herramienta política y buena parte de la población de derecha dejó de creer en las indicaciones de los científicos y escucha solamente las palabras de políticos que poco saben sobre epidemiología.

Una vez que la población se convenza, comienza el reto de la distribución. En el caso de estas dos vacunas, parece improbable que países con pocos recursos puedan proveer del tipo de transportación y refrigeración que éstas requieren. Es por esto que países como México tendrán probablemente que esperar otras vacunas que no necesiten de temperaturas tan bajas. Las vacunas deberán llegar, en primer lugar, a poblaciones en riesgo. Será relativamente fácil vacunar a personal en hospitales, mucho más difícil a adultos mayores y a trabajadores de servicios. El reto político, de comunicación y de distribución, es mayúsculo, pero además de estos obstáculos los gobiernos tendrán que desarrollar la capacidad logística para registrar a las personas que se vacunen y darles una segunda dosis y, aún más difícil, dar seguimiento y observar que las vacunas no tengan repercusiones entre la población. Ahora, todo esto hay que multiplicarlo por millones, pues para alcanzar la inmunidad comunitaria la mayoría de la población tendrá que recibir la vacuna. Éste es el momento del verdadero liderazgo, pues sólo aquellos mandatarios que logren convencer a la población y poner en el mando a las mejores mentes para garantizar la distribución podrán sacar a sus países de la crisis.