Gabriel Morales Sod

Llega a Israel el escándalo de NSO y Pegasus

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Gabriel Morales Sod 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Esta no es la primera vez que NSO, una empresa israelí de seguridad, se encuentra en el ojo del escándalo. Hace ya más de tres años, medios mexicanos revelaron que la empresa le había vendido al gobierno del presidente Peña Nieto un software capaz de introducirse en teléfonos celulares de políticos, activistas y periodistas, entre los que se dice estaba el ahora presidente López Obrador. Sin embargo, no fue sino hasta esta semana cuando gracias a la enorme labor investigadora de  Amnistía Internacional, el Human Rights Watchdog y Forbidden Stories, que trabajaron en paralelo, que la noticia captó la atención del mundo.

En Israel, la investigación, que entre otras cosas reveló los nombres de miles de víctimas de espionaje, incluido el presidente francés Macron, ha desatado una crisis sin precedentes en las agencias de seguridad; ya que, aunque se trate de una empresa privada, los creadores de esta firma, al igual que los de muchas otras en este ámbito, obtuvieron el conocimiento para desarrollar este tipo de software durante sus años en el ejército o en otros cuerpos de seguridad. Aún más grave, la venta de este software a gobiernos de varios países contó con la aprobación del ministerio de seguridad israelí. Es por esto que lo que comenzó como un escándalo empresarial podría culminar en una crisis diplomática.

Según la empresa, el objetivo de este software era combatir el terrorismo y el narcotráfico. Dentro de los términos del contrato, parece ser que hay una cláusula gris en estos términos. Sin embargo, como demuestran las investigaciones, la empresa dejó a los distintos gobiernos usar este software libremente, a sabiendas de que los objetivos irían más allá de asuntos de seguridad. Esto queda inmediatamente claro cuando se observa la lista de países que obtuvieron el software, varios de ellos con regímenes autoritarios o que han violado flagrantemente derechos humanos (por ejemplo Arabia Saudita, Azerbaiyán y Hungría). Además de estos países se encuentran en la lista Marruecos, India, Bahréin y los Emiratos árabes Unidos, todos países con los que el entonces gobierno de Benjamín Netanyahu trató de profundizar relaciones.

Después de las nuevas revelaciones, parece improbable que, como sucedió anteriormente, el escándalo se disuelva sin que haya una revisión de la licencia que otorgó el gobierno israelí a NSO para vender este software a gobiernos extranjeros. Sin embargo, este caso es sólo la punta del iceberg, como NSO existen docenas de otras empresas que prestan servicios similares. Sólo un esfuerzo diplomático internacional podrá ponerles un alto.