Guillermo Hurtado

La democracia del mal menor

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Guillermo Hurtado
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Leo en varios lados la recomendación de que en las próximas elecciones debemos votar por el mal menor. Por lo general, esta propuesta adopta el rol de una premisa en el siguiente argumento opositor: los candidatos de Morena, cualesquiera que sean, son el peor de los males para México, luego, hay que votar por los de la coalición PRI, PAN, PRD, porque ellos, aunque también sean malos, son menos malos que aquellos. La propuesta de esos voceros de la oposición se reduce a lo siguiente: debemos taparnos la nariz y votar por la coalición opositora para salvar a México del desastre.

Es muy triste constatar que el discurso sobre la democracia mexicana haya acabado en esto, en la ley del mal menor. Cuando en el siglo pasado se exigía más democracia no era para elegir la menos mala de las opciones, sino para elegir la más buena. Con ese ánimo íbamos a depositar nuestro voto en la casilla electoral. Creíamos que el ejercicio democrático nos llevaría de lo malo a lo bueno, no de lo malo a lo menos malo. Por eso mismo queríamos más democracia, porque estábamos convencidos de que la democracia era el medio idóneo que nos permitiría alcanzar los fines sociales anhelados.

No es ningún secreto que un sector de la oposición está desencantado con la democracia. Ese agrio sentimiento se nota cada vez más en su discurso. No lo puede ocultar. No logran entender cómo el lopezobradorismo llegó al poder transitando por las vías democráticas que se diseñaron con tanto cuidado en el pasado reciente. ¿Qué error se cometió? Y si eso sucedió, ¿qué garantía tenemos de que algo semejante no vuelva a suceder en un futuro, incluso si la coalición opositora logra ganar la elección presidencial de 2024? Los que piensan de esta manera se han dado cuenta de que el régimen democrático, tal como se diseñó a finales del siglo XX, es un régimen con riesgos, en el que no se puede confiar.

Hablando en corto con algunos amigos descubro que ya no creen que la democracia, tal como existe en la actualidad, sea el mejor de los sistemas políticos; sin embargo, se resisten a reconocerlo abiertamente. Lo que ellos preferirían es una democracia acotada, que contara con barreras legales e institucionales infranqueables, que impidieran que movimientos políticos como el lopezobradorismo en México o el trumpismo en Estados Unidos o el peronismo en Argentina, llegaran al poder por medio del voto.

La democracia siempre conlleva riesgos, siempre comete errores. Eso lo sabemos desde siempre. Si queremos tener una mejor democracia y no sólo una democracia menos mala, debemos trabajar duro para construirla y, para ello, hay que fortalecer nuestra voluntad de creer en ella. México necesita, de manera urgente, de una oposición por la que podamos votar sin tener que taparnos las narices.