La desigualdad evidente

DESDE EUROPA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.La Razón de México
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Dos noticias del fin de semana en dos latitudes diferentes del planeta son muestra de un mundo regido por la desigualdad económica y la injusticia social que siguen creciendo ante el incierto final de una pandemia que parece eterna.

El mejor jugador del futbol del mundo, Leonel Messi, está fuera del club Barcelona y firmó por dos años con el Paris Saint-Germain, un equipo que quiere hacerse protagonista de las competencias europeas a base de cheques. Se acabó una era para el equipo español con la salida de su estrella. La despedida, que no fue la mejor, se dio en medio de una pandemia que alejó de los estadios a los aficionados culés y rodeado de dimes y diretes entre el crack argentino y la directiva del club catalán.

A pesar de que Messi quería retirarse en el Barcelona y que estaba dispuesto a reducir la mitad de su sueldo, que aún con ello seguía siendo una barbaridad en millones de euros, el club decidió terminar su contrato. Al final, el delantero pedía ganar 35 millones de euros anuales. El fichaje del argentino al equipo francés simboliza el poder económico de los equipos de futbol en Europa y el poderío de una industria de entretenimiento y deporte.

Mientras esto pasa en el campo del futbol, un desastre natural vuelve a azotar uno de los países más pobres del mundo: Haití, en donde se cuentan más muertes día a día después de un terremoto de magnitud 7.2 grados. Horas después se anunció la entrada de un tsunami que puso en riesgo, otra vez, a los habitantes de esta zona azotada por la pobreza y la desigualdad.

Haití se encuentra en estado de emergencia tras un suceso que dio la vuelta al mundo, el asesinato del presidente Jovenel Moïse, una situación que nos da una idea de la crisis social y política que se vive en el país caribeño. Ante esta situación, el gobierno de México anunció el envío de ayuda humanitaria para Haití ante los efectos del seísmo del pasado sábado. Imágenes desgarradoras se multiplican en Internet de lo que está viviendo el pueblo de esa nación.

Dos hechos que no tienen relación aparente muestran la realidad del mundo desigual en que vivimos. Mientras los millonarios gastan cantidades inimaginables en un solo jugador, un país se ve rebasado por el impacto de la naturaleza. Familias enteras sufren este fenómeno impredecible sumado a la pobreza e inseguridad que azota al país.

Si algo debería enseñarnos esta pandemia es a cambiar el rumbo de las políticas y decisiones de las sociedades actuales. A mayor desigualdad, mayor pobreza, menor oportunidad de movilidad social y mayor inseguridad causada por la falta de oportunidades. La realidad es que para que existan países ricos deben existir países pobres y esto trae consecuencias evidentes como el aumento en la migración de la cual todos somos responsables.

Mientras muchos sufrimos los estragos de esta pandemia, con los despidos y la reducción de sueldos, los ricos se hacen más ricos. Y no es que Messi tenga que donar su sueldo millonario para solucionar los problemas de un país pobre, estamos hablando de uno de los mejores jugadores del mundo, pero es ético que un solo jugador gane cerca de 100 mil pesos por hora y aún así, con sueldos estratosféricos, observamos cómo los ricos buscan estrategias para pagar menos impuestos y seguir acumulando dinero. Algo poco racional para cualquiera.