Horacio Vives Segl

Balance 2021: lo nacional

ENTRE COLEGAS

Horacio Vives Segl *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Horacio Vives Segl 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Como suelo hacer en este espacio con el cambio de año, dedico las colaboraciones de esta época para presentar un balance de los que, a mi juicio, fueron los sucesos más importantes, tanto en el ámbito nacional como en el internacional, en el año que está por terminar. En esta entrega, lo más relevante que ocurrió en el país.

Sin duda alguna, lo más importante —al igual que en 2020 y lo mismo globalmente— sigue siendo la pandemia del Covid-19. Un año marcado por dos olas que han dejado en el país, hasta el momento, 300 mil fallecimientos, según cifras oficiales (subestimadas, claro está). Como aspecto positivo, habrá que señalar la vacunación masiva, aunque evidentemente se pudo haber hecho más para mejorar la logística y las tasas de vacunación (como permitir que los gobiernos locales, el sector privado y las farmacias pudieran multiplicar los puntos de vacunación). En el rubro salud, también fueron notorias las protestas de los familiares de niños con cáncer, así como los ataques que recibieron del lado del poder.

Se celebraron las más grandes elecciones en la historia del país. Morena y aliados avanzaron en los gobiernos locales, aunque retrocedieron en la Cámara de Diputados, y en la Ciudad de México recibieron una paliza electoral. El INE y los organismos públicos locales organizaron, en medio de la pandemia, unas elecciones ejemplares, así como la primera desangelada consulta popular, que prácticamente no interesó a nadie.

No sabemos cuántos momentos icónicos más nos “regale” el Gobierno en lo que queda del año, pero sin duda, en 2021 quedarán al menos dos muy desafortunados retratos para la historia: las lamentables y poderosas imágenes de la barda montada alrededor de Palacio Nacional y las proyecciones sobre su fachada, en el marco de las protestas feministas del 8 de marzo, y el trágico accidente de la llamada “Línea Dorada” del Metro de la capital, el 3 de mayo, sin que hasta el día de hoy se tenga claridad sobre los responsables de la tragedia. Y ya que estamos en el rubro de las negligencias y tragedias, hay que señalar la reciente volcadura del tráiler en Chiapas que costó la vida de —hasta ahora— 57 migrantes, en el marco de otro de los temas que sellaron el año: el dramático incremento de la migración, agravado por la ausencia de recursos y políticas públicas para atenderla y contenerla.

Otro año de malos resultados en seguridad pública y economía, así como aumento de la militarización, resaltando el famoso decretazo que busca hacer norma la opacidad en la asignación de contratos y el manejo de recursos de distintas obras públicas. También otro año de ataques a las universidades, la ciencia y la educación, con los lamentables casos paradigmáticos de la persecución al consejo consultivo del Conacyt, las críticas a la UNAM y la intervención al CIDE; lo mismo que la embestida contra los organismos autónomos, particularmente al INE, que ha dado una magistral defensa de su autonomía, ahora que la revocación de mandato programada para dentro de unos meses se encuentra en litigio y el fondo de la controversia sigue aún sin resolverse.