De la homofobia a “al diablo con mis instituciones”

ENTRE COLEGAS

Horacio Vives Segl
Horacio Vives Segl
Por:

Junio es identificado como el mes del orgullo para la comunidad LGBT+. En diversas ciudades del mundo, las marchas alusivas suelen convocarse hacia el último sábado del mes, así como diversos foros sobre el estado que guardan los derechos de dicha comunidad.

Este virtuoso ritual es de la mayor importancia para reconocer la labor de activistas de generaciones anteriores y actuales —algunos violentados, otros asesinados— que en todo el mundo han confrontado a la sociedad y a los gobiernos sobre la imperiosa necesidad de erradicar el discurso de odio y avanzar en la agenda de derechos y hacia la igualdad e inclusión plena. El 27 de junio, fecha en la que estaba programada la 42a marcha del orgullo, se realizará de manera virtual.

Violencias desde casa. Como es evidente, el confinamiento por el Covid-19 no genera los mismos efectos en toda la población por igual. De entre los grupos más afectados se pueden señalar a las mujeres, los menores de edad y, por supuesto, las personas LGBT+. Dentro de todas las minorías maltratadas por la sociedad y los gobiernos —maltratos siempre condenables y que hay que erradicar—, en el caso de la LGBT+ se da un agravante adicional que no hay en ninguna otra y que es necesario visibilizar: si en una sociedad se es minoría, al menos dentro de cada familia de judíos, gitanos, lacandones, negros, menonitas y migrantes (por citar algunas condiciones de raza, lengua, etnia, nacionalidad o religión), el clan cierra filas entre sus integrantes, refrendando su condición frente a las acciones de discriminación por parte de otros grupos y de la sociedad en su conjunto. Por el contrario, si se es LGBT+, la primera fuente de ataque puede —y, aún hoy, suele— venir del propio seno familiar, y luego es potenciado por otros grupos y la sociedad en su conjunto. En esa lógica, el confinamiento actual ha profundizado la vulnerabilidad de muchas personas LGBT+, sin otra respuesta que indiferencia y falta de voluntad, políticas y recursos del Gobierno para su atención.

“Al diablo con mis instituciones”. En este contexto es totalmente reprochable la descalificación del Presidente de la República hacia el Conapred y la irracionalidad inquisitorial de las redes sociales que llevaron a la renuncia de la muy talentosa y comprometida politóloga del ITAM Mónica Maccise a la presidencia del órgano rector para la prevención de cualquier tipo de discriminación. Presenciamos con incredulidad al Presidente afirmar que no sabía lo que era el Conapred, cuando en al menos dos ocasiones, en sus mañaneras, lo habían acompañado las dos titulares que ha tenido el organismo durante lo que va de su sexenio. Da igual que fuera por cinismo o ignorancia: pareciera que, dentro de los meandros y manías del lopezobradorismo para dinamitar a los órganos constitucionales autónomos, metió al Conapred en esa misma bolsa… sin reparar que el nombramiento de su titular y su operación misma están dentro de la órbita política y administrativa del propio Poder Ejecutivo federal. O sea que ya no sólo se trata de mandar al diablo a las instituciones de “los otros”, sino también a las “propias”.