Horacio Vives Segl

Tour electoral por América – parte II

ENTRE COLEGAS

Horacio Vives Segl *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Horacio Vives Segl 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Concluyo con la presente colaboración el análisis empezado la semana pasada respecto a la intensa actividad electoral en el continente americano en noviembre.

En esta entrega, las elecciones presidenciales y legislativas en Chile, la farsa electoral de las regionales en Venezuela —ambas celebradas el 21 de noviembre— y las generales que habrán de realizarse en Honduras el próximo domingo.

Extremismo político en Chile. Lo primero y más evidente es el papel testimonial al que quedaron relegadas las fuerzas democráticas de centroderecha y centroizquierda que gobernaron Chile, desde la caída de Augusto Pinochet en 1990. Se terminó definitivamente ese régimen de alianzas de los partidos que edificaron y consolidaron la transición. Los candidatos que representaban la sucesión de esas fuerzas, Sebastián Sichel (centroderecha) y Yasna Provoste (centroizquierda), quedaron en cuarto y quinto lugar, respectivamente.

Dada la pulverización electoral, era claramente imposible que cualquier candidato pudiera imponerse en la primera vuelta. Con datos preliminares, pasarán al ballotage, a disputarse el 19 de diciembre, el ultraderechista José Antonio Kast (27.91%, Republicanos) y el radical izquierdista Gabriel Boric (25.83%, Apruebo Dignidad).

Hace apenas unos meses, en mayo de 2021, cuando se celebraron las elecciones para la Asamblea Constituyente, todo parecía indicar que el país daba un pronunciado e inequívoco giro a la izquierda. La derecha no alcanzó siquiera a conformar un bloque que pudiera vetar la inclusión de contenidos totalmente opuestos a su plataforma programática en la futura Constitución. Luego, en las primarias de julio, Boric y Sichel dieron la campanada, al imponerse en sus respectivas internas… sin embargo, en las últimas semanas el país dio un vuelco hacia la ultraderecha. No deja de ser ilustrativo que en regiones altamente conflictivas (al sur, en la Araucanía, zona militarizada y corazón del conflicto mapuche, y al norte, en Arica, Tarapacá y Parinacota, epicentro de la crisis migratoria) el discurso de “orden y progreso” de Kast generara amplios dividendos. Y, para mayor sorpresa, por primera vez desde 1990 el Senado contará con la mitad de escaños para la derecha.

Farsa electoral en Venezuela. No se trató del burdo caso límite que vimos en Nicaragua hace dos semanas, pero tampoco está muy distante de ello. Lo que ocurrió el domingo pasado en las elecciones regionales venezolanas —cuyo saldo preliminar es de sólo 3 triunfos opositores en gubernaturas contra 20 para el chavismo, mientras que, en las alcaldías, Caracas y 59 más para la oposición, de un total de 335 en disputa— estuvo lejos de ser un proceso caracterizado por la justicia e integridad electoral. Desde que el gobierno abortó las endebles rondas de negociación con la oposición celebradas en México –abortadas por el caso Alex Saab– fue evidente la parcialidad del proceso electoral. Ciertamente, la oposición venezolana tampoco hizo lo que tendría que haber hecho. Otra oportunidad desperdiciada, mientras el dictador Maduro se reafirma en el poder.

Honduras y la restauración de Zelaya. Si las intenciones de voto se confirman el domingo, Xiomara Castro de Zelaya (Libre-Partido Libertad y Refundación) se convertiría en la primera jefa de Estado hondureña, con la respectiva restitución política del presidente depuesto por la crisis gubernamental de 2009. En medio de los escándalos de corrupción y turbulencia política, el gobierno de Juan Orlando Hernández llega a su fin.