Están apareciendo los pendientes

QUEBRADERO

JAVIER SOLÓRZANO ZINSER
JAVIER SOLÓRZANO ZINSER
Por:
  • Javier Solórzano Zinser

Hay muchas demandas, inconformidades y protestas que quedaron pendientes ante la llegada de la pandemia. 

Basta recordar la gran marcha de las mujeres y todas sus ulteriores consecuencias, derivado del cúmulo de demandas que se fueron sumando a lo largo de muchos años a lo que se agregó una respuesta desigual por parte del Gobierno. No fue casual que a lo largo de esa tarde el Presidente haya sido sujeto de críticas y señalamientos.

La pandemia ha puesto muchos temas en pausa, pero es claro que sólo es cuestión de tiempo para que estén de vuelta entre nosotros, no se han ido y se van acumulando con los que la pandemia deja a su paso.

Algunas de las protestas que se han dado estas semanas tienen que ver con muchos de los pendientes que están entre nosotros, las puertas de Palacio Nacional se han ido convirtiendo en el centro de demandas y mítines.

A esto se han sumado las protestas que va produciendo la pandemia. Algunas están relacionadas con la falta de insumos y limitaciones que han vivido indistintamente los trabajadores del sector salud y los ciudadanos, en tanto que otras forman parte de reacciones sociales ante nuestra manifiesta terca realidad.

Cada país fue entrando en pausa a su manera y ahora va saliendo paulatinamente de ella en medio de un sinfín de exigencias. No hay nación que pueda todavía darle la vuelta a la página, no hay manera.

Los ciudadanos no van a pasar por alto ni van a olvidar los pendientes que tenían antes del Covid-19. No debe sorprender que tarde que temprano las calles de muchas ciudades se conviertan de nuevo en el centro de innumerables manifestaciones y protestas.

No hay manera de que no sea así, porque se vive cargado de pendientes, problemas y demandas; insistimos la pandemia lo que está haciendo es sólo ponernos algunos temas en pausa.

Lo que ha pasado con nuestro país ejemplifica los escenarios. A esto se suma que no hemos dejado de vivir bajo un proceso de polarización provocado por diferentes factores, entre los que no hay que ubicar únicamente al Presidente.

Las manifestaciones de estos días mucho tienen que ver con lo que habíamos venido viviendo en cuanto a la violencia que se ha dado en ellas, en algunos casos el saqueo ante una policía pasiva la cual cada vez que actúa es señalada. Si de algo adolecen estos cuerpos de seguridad es de profesionalismo, protocolos y de la falta de apoyo de quienes las encabezan.

Las manifestaciones en Guadalajara y la capital tienen su razón de ser. Es la reacción de grupos ante la violencia policiaca, el caso Giovanni de nuevo visualizó el problema. Lo que vimos fue la demanda de justicia, pero también acciones violentas bajo el supuesto de luchas de grupos anárquicos.

En el caso de la Ciudad de México no es la primera vez que se presentan. Es su forma de manifestarse, lo habíamos visto en varias ocasiones e incluso también en la marcha de las mujeres, aunque la fuerza de la mayoría en esa ocasión limitó y le quitó el foco de atención a estos grupos.

Es tal el temor que han provocado, que cada vez que se sabe de alguna marcha de los grupos anárquicos los comerciantes, los vecinos y los ciudadanos tienen que tomar una serie de medidas que en muchos casos no les sirven de mucho.

Con el ambiente sistemáticamente polarizado, con discursos que confrontan y con los muchos pendientes que traemos, el mayor de los riesgos está en que las manifestaciones tengan como denominador común la violencia, a lo que se van sumando los pendientes que traíamos antes de la pandemia.

A estos retos y escenarios hay que agregar las elecciones del año que entra, que ya se empezó a ver que van que vuelan para ser calientitas.

RESQUICIOS.

Que conste. Así lo dijo el Presidente: “Yo creo que la oposición sí se propone eso, es legítimo, lo único es que se conduce de manera encubierta y yo hasta me divierto dando a conocer esto, por qué se tapan tanto, se ensarapan tanto, que piensan que nadie los va a ver”.