Jorge Camacho

Durango, equipo de limitados con suerte

ELUCIDACIONES

Jorge Camacho*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Jorge Camacho
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La historia de la elección de Durango donde ganó Esteban Villegas, un candidato de origen priista que compitió por la Coalición Va por Durango y que logró la mayor votación en la historia y que además logró más de 100 mil votos de diferencia y 15 puntos a la candidata de Morena, sin duda se va a contar de muchas y diversas maneras, por diferentes y múltiples personajes. Y en estricto sentido, cada uno de los que van a contar la historia, tendrán razón, y es que en la victoria, todos participan, todos son importantes, todos suman y todos aportan.

Lo cierto es que para lograr el triunfo de Villegas lo más importante fue el trabajo en equipo, donde cada uno de los involucrados realizó el trabajo que le correspondía, ni más ni menos; “cada uno haciendo el trabajo en el metro cuadrado que le corresponde”, según palabras del propio candidato ganador.

Esto no quiere decir que no se pudiera opinar de lo que hacía el de enfrente, o no se podía disentir de alguna de las áreas.

Sí puedo decir que se trabajó como una máquina bien afinada, bajo reglas y con claridad del objetivo, respetando la idea fundamental de orden y respeto, pero sobre todo con disciplina.

Esteban Villegas es un gran candidato, se dedicó a lo que debe dedicarse quien quiere ganar una campaña, a ser candidato; respetó en todo momento la premisa básica con que se logra el objetivo trazado, entendió que por sobre todas las cosas, las ideas, las recomendaciones y los buenos consejos de amigos, maestros, consultores y mentores, estaba la premisa básica: LA ESTRATEGIA MANDA.

Y justo, en el diseño de la estrategia estuvo el secreto. La estrategia involucró a muchos, en la mesa estaban los que venían trabajando de años con el candidato, estaba quien se encargó del trabajo territorial y la conformación del ejécito propio, quienes tenían la conexión con el PRI y sus estructuras, el que estaba encargado de las organizaciones y sociedad civil, el equipo de comunicación con tres extraordinarios personajes, cada uno maestro en su especialidad, estaba también la parte jurídica, quien acomodaba y hacía magia con la agenda, la persona responsable de que no hiciera falta nada (al final fue el que más sufrió). En este equipo estaba también un gran integrador y formador que además hace números, también había un abuelo y un profesor.

En ese equipo muy generoso, fui integrado y aceptado como propio, me dieron la oportunidad de participar y de aportar, lo cual agradezco profundamente.

Con ese equipo y en esa mesa se diseñó todo, ahí se imaginaron todas las locuras de una campaña que fue magistral, limpia, pulcra y alegre. Ahí, en esa mesa, se discutió todo, se diseñó la estrategia y se tomaron todas las decisiones, desde la más simple hasta la más complicada, y fue con ese grupo de “limitados con suerte” que se hizo realidad un gran sueño, el sueño de ganar lo que nadie creía posible.

A todos ellos y a Esteban, mi gratitud, mi reconocimiento y mi lealtad.