Guillermo Hurtado

La filosofía en la escuela pública

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Guillermo Hurtado
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En casi todo el mundo se observa la inquietante tendencia de eliminar la enseñanza de la filosofía en la educación preuniversitaria.

En México estuvimos a punto de que las asignaturas de filosofía salieran de la educación media superior durante el gobierno de Felipe Calderón. Lo que revirtió esa medida salvaje fue la campaña emprendida por el Observatorio filosófico de México. Hoy en día, el artículo tercero de la Constitución expresa que la filosofía es una de las disciplinas que no pueden dejarse de impartir por la autoridad educativa. Sin embargo, existe el riesgo de que, con la modificación de los planes de estudio de la educación media superior del gobierno actual, la filosofía vuelva a desvanecerse dentro de los planes de estudio.

Hay cuatro maneras de socavar la enseñanza de la filosofía en la escuela básica y media. La primera es eliminarla de tajo de los planes de estudio. La segunda es disolverla dentro de lo que se conoce como transversalidad, es decir, las competencias que no pertenecen a ninguna asignatura específica pero que, se supone, deben inculcarse de manera general a todo lo largo del plan de estudios. Ésta fue la estrategia que se intentó seguir en México en 2009. La tercera es anunciar que se impartirá filosofía, pero, en realidad, sería enseñar contenidos y habilidades de otras disciplinas cercanas, como psicología, desarrollo humano o civismo. Esta estrategia —que nos ofrece gato por liebre— es la que adopta la reforma educativa del régimen actual. La cuarta, la más peligrosa, es deformar la filosofía en algún tipo de adoctrinamiento político.

Hay que repetirlo: el artículo tercero de la Constitución declara de manera explícita que la enseñanza de la filosofía es un derecho de todos los mexicanos. De todos ellos: sean niños, jóvenes, adultos o ancianos. Su enseñanza no se limita a lo que suceda dentro de los salones de clases, sino que se debe propagar a todos los espacios de aprendizaje. La filosofía es una maestra de vida que nos debe acompañar a todo lo largo de nuestra existencia.

La filosofía es un derecho, porque es una reflexión que nos ayuda a razonar con más claridad, para nuestro beneficio personal y el de nuestra comunidad, a conocer con más profundidad a los demás y a nosotros mismos, a comprender con una mejor perspectiva el horizonte de valores de nuestro presente, y a entender con mayor hondura el sentido que le damos a nuestros actos y proyectos. Dicho en pocas palabras: la enseñanza de la filosofía nos ayuda a vivir mejor y a construir un mundo mejor.

El mundo cambia de manera acelerada y la educación no puede quedarse atrás. Sin embargo, no todos los cambios en el mundo son buenos para la educación. Uno de ellos es abandonar a la filosofía, que ha sido compañera de la humanidad desde hace milenios.