El engaño a casi 2 años del Brexit

EL ESPEJO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Casi se cumplen 2 años de que Reino Unido abandonó formalmente a la Unión Europea después de un largo proceso que inició en 2016, cuando una diferencia de 3.8% de votos en el referéndum del Brexit determinó que llegaría a su fin la integración al mercado común y a las instituciones europeas. Aún es temprano para dar una evaluación final de este proceso, pero, hasta el momento, es muy claro que muchos votantes fueron engañados por las promesas vacías de los políticos que convencieron a más de uno de dar este salto al vacío.

De acuerdo con quienes promovieron el Brexit, lo que limitaba que Reino Unido pudiera progresar, en especial en sus zonas menos favorecidas, era que la Unión Europea se había convertido en un hoyo negro que estaba saqueando los recursos de los británicos. Fue muy famoso el camión rojo en el que Boris Johnson recorrió el país diciendo que con los cerca de 350 millones de libras que se pagaban semanalmente a la UE, podrían construirse 4 hospitales cada mes. Igualmente, declararon que los males del país se debían a las excesivas regulaciones europeas en materia laboral, hacendaria, alimentaria, ambiental y demás que limitaban la competitividad del país. Eliminar al elefante reumático de la burocracia, decían, abarataría y facilitaría todo.

Tener que jugar con las reglas de la UE, decían los brexiters, impedía que Reino Unido pudiera diversificar su economía con tratados de libre comercio con otros países, como Estados Unidos. Por último, el gran argumento migratorio cerraba la pinza: cerrar la puerta a los migrantes era indispensable para que los trabajos y las ganancias no fueran “robadas” por extranjeros.

Hoy, a 2 años de que este complejo proceso concluyó y Reino Unido abandonó la Unión Europea, la enorme liberación del mercado de trabajo, la supuesta flexibilización de los trámites burocráticos y las disminuciones de impuestos y costos no se han materializado. La explosión del comercio con otras regiones fue sólo un sueño y el comercio con la Unión Europea se desplomó: de acuerdo con un análisis de la Oficina para la Responsabilidad Presupuestal (OBR, por sus siglas en inglés), debido al Brexit las importaciones de bienes europeos disminuyeron 18%, mientras que las exportaciones se redujeron 9%. Además, muchos comerciantes seducidos por los políticos conservadores hoy enfrentan todavía más burocracia y menos acceso al mercado europeo, lo que ha acabado llevándolos a la ruina.

Estimaciones de la London School of Economics y de la OCDE muestran que el Brexit implicará una pérdida de 3% del PIB junto a 3.3 millones de empleos durante esta década, mientras que esta reducción podría llegar hasta alrededor de 8% para 2050. La única acción que sí se cumplió fue el cierre de las fronteras a la migración, pero hasta eso ha provocado un desastre, pues hoy Reino Unido está sufriendo desabasto de mano de obra para múltiples sectores que requieren una menor cualificación. Hoy Reino Unido no es más fuerte, ni más próspero, ni más independiente que antes del Brexit y, desafortunadamente, muchos votantes no lo están viendo sino hasta ahora, que la decisión ya fue tomada. Confiar en las promesas vacías y fórmulas mágicas de los políticos siempre es una receta para el desastre.