Dolores petroleros

Hace ya dos semanas en las oficinas centrales de Pemex se reconoció que no habría manera de alcanzar la meta de producción de crudo de 2.7 millones de barriles diarios en el 2024, por lo que en una reciente reunión de dirección de la empresa el acuerdo entre la secretaria de Energía, Rocío Nahle, y el director Octavio Romero fue reconducir una buena parte de los presupuestos del 2021 hacia la refinación y ya no de manera fundamental hacia la producción como sucedió hasta unos meses.

La aceptación de ello ha tenido —y tendrá— diversas consecuencias, todas ellas preocupantes.

A) La suspensión de pagos a proveedores del área a cargo de Francisco Javier Flamenco en Pemex Exploración y Producción por 6 meses tendrá un alcance demoledor sobre toda una cadena de proveedores y contratistas cuya quiebra dependerá de cuanto tiempo podrán trabajar sin pagos para la petrolera con sólo la promesa de recibir el mismo fuera del ejercicio fiscal (ADEFAS). La pérdida de hasta 40 mil empleos directos en ese ramo tendrá un efecto en cadena en la economía y situación social de estados petroleros como Tabasco, Campeche, Veracruz y Tamaulipas.

B) El estrés para las finanzas públicas cuyos ingresos se abastecen en 18% de los ingresos petroleros. Pero el hecho mismo de que la dirección de finanzas a cargo de Alberto Velázquez no alcance las metas del Plan de Negocios presentado a bancos y fondos de inversión encarecerá el refinanciamiento de una deuda de 105 mil millones de pesos, incluyendo los 22,400 millones de dólares que se pretende canjear a mayores plazos.

C) El no alcanzar las metas de producción implicará una reducción de reservas probadas, depreciando el activo en garantía para el pago de esa deuda. También implica que eventualmente se importará mayor cantidad de crudo para mantener el ritmo de producción de refinados que poseen un mejor precio que el crudo.

El presupuesto que obtuvo PEP este año se mejoró inicialmente en 44 mil millones de pesos, pero se le retiraron 41 mil millones el mes pasado. Las cosas se complican.

Sempra y la primavera. El nacionalismo energético de Andrés Manuel López Obrador amainó tras el intenso cabildeo del American Petroleum Institute, que lidera Michael Summers, y la American Fuel&Petrochemical Manufacturers, que preside Chet Thompson. Sempra, en voz de su presidente Jeff Martin, anunció en la cena con Donald Trump que invertirá 2,400 millones de dólares en una planta de licuefacción de gas natural en Baja California: el proyecto fue presentado en 2019, pero no avanzó por la falta de los permisos para la importación-reexportación de gas que expide Sener. Se antoja improbable que tras la reunión de Washington se le niegue el permiso a Sempra y/o se orqueste una “consulta popular” para detenerle. ¿Ello significa un cambio en la política energética del actual régimen, de la relación con la inversión extranjera? ¿Una golondrina hace primavera?

MetLife, toma todo. Nos cuentas que con la llegada Sofia Belmar —directora de MetLife— a la presidencia de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros, sus ejecutivos quieren tomar todos los cargos importantes de esa organización… como el caso del vicepresidente Legal de Metlife, Reinaldo Ameri, quien en la última reunión virtual de directores jurídicos reprendió fuertemente a sus pares por no esperarlo para iniciar la sesión. Que fueron tan airados los reclamos que el propio director Legal de la AMIS, Roberto Lazo, tuvo que calmar los ánimos, pero en especial los de Ameri. Vaya, aún se recuerda cuando ese ejecutivo intercambió insultos con el secretario general de Servicios Administrativos del Senado, Roberto Figueroa. Vaya, vaya.