La muerte del Tren Maya

GENTE DETRÁS DEL DINERO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Es una pérdida para el sureste y para México; es una pena que se hayan desvirtuado los principios de un proyecto de recuperación regional y de dignificación de la población más pobre del país por parte de quienes tuvieron a su cargo la operación a detalle del Tren Maya y por los que hoy buscan concluir la obra al costo que sea; la andanada de asuntos que la administración de Javier May Rodríguez en Fonatur lanza contra de lo que planeó Rogelio Jiménez Pons sólo puede derivar en resultados funestos…, como la reciente cancelación de los contratos para generar 22 Comunidades Sustentables en torno a las estaciones del tren.

La punta del iceberg de esta confrontación es el señalamiento que el Órgano Interno de Control de Fonatur, ahora a cargo de José María Castillo, hiciera contra Jiménez Pons por presuntamente haber condonado una deuda de 63 millones de pesos al Grupo Asur de Fernando Chico Pardo. El actual subsecretario de Transporte negó haber condonado deuda alguna derivada de la compraventa de terrenos en Huatulco, explicando que fue un arreglo con el cual se recuperó un activo con valor de 700 millones de pesos a favor del organismo y se evitó un costoso conflicto legal. Sin embargo, es improbable que vaya a cesar el “fuego amigo”, sino que ya tiende a endurecerse.

Muestra tajante de ello es la cancelación de los contratos para integrar el modelo asociativo Comunidades Sustentables. A partir de un enfoque “austero” de que las estaciones diseñadas son “muy burguesitas”, May Rodríguez descartó la conceptualización que originalmente se contrató con Steer, Davies, PricewaterhouseCoopers y Deloitte; las firmas detectaron la vocación de cada localidad con estación, los estudios de mercado, elaboró los planes de negocios y el vehículo financiero mediante el cual los propietarios de la tierra (ejidos y comunidades) se podrían asociar con fondos de inversión mediante Fideicomisos de Infraestructura y Bienes Raíces (FIBRAS).

El valor esperado en las Comunidades Sustentables era de 25 mil millones de pesos que a la vuelta de 5 años hubiese sido de 50 mil millones de pesos en beneficios de poblados que se convertirían de ciudades medias con un plan ordenado de crecimiento.

Pero el plan se desvirtuó con abusos ampliamente documentados en la compra de terrenos a precios inflados a través del despacho BYA Barrientos y Asociados, de Ernesto Tadeo Barrientos, que recibió —por recomendación del director administrativo de Fonatur, Manuel Santiago— un contrato de 72 millones de pesos supuestamente para obtener los derechos de vía por todo el trazo y torno a las estaciones; las compras se hicieron en diversos puntos (como en Palenque y Escárcega) a través de coacción, amenazas y sin el pago prometido a los propietarios.

Pero ahora, al cancelarse esos polos de desarrollo por la prisa de “inaugurar el tren”, los problemas ambientales y sociales en contra de la construcción tenderán a agudizarse… y dejando al Tren Maya como una fea cicatriz de lo que pudo haber sido. 

Pese a todo, turismo y Azabache. Uno de los venturosos análisis que desarrolla el Centro de Investigación y Competitividad Turística Anáhuac, a cargo de Francisco Madrid, indica que en 2021 México fue el segundo país más visitado del mundo, con 31.9 millones de turistas, sólo superado por Francia que registró 54 millones de personas, y superando a España que atendió 31.2 millones de viajeros internacionales. Pese a contar con recursos acotados, Sectur, de Miguel Torruco, pudo sostener su papel promotor, mientras que aerolíneas y todo tipo de empresas de hospitalidad se aplicaron para contrarrestar los efectos perversos de la delincuencia. Especial mención tiene la agencia Azabache, de Cesáreo Aponte, cuya presencia en Sudamérica y desarrollo tecnológico permiten ampliar los mercados para los destinos nacionales.