Mónica Garza

Los huérfanos que la ineptitud nos dejó

GENTE COMO UNO

Mónica Garza *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mónica Garza 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Faltaban 5 días para la Nochebuena cuando Pedro fue internado en un hospital del IMSS luego de dar positivo a Covid-19; para el 21 de diciembre los doctores reportaban mejoría en su cuerpo aunque los pulmones seguían lesionados. Dos días después, murió a consecuencia de una falla multisistémica.

Tenía 33 años y un hijo pequeño, Luis, que cumplió 5 años unos días después de la muerte de su papá y hoy, a 6 meses del hecho, forma parte de la terrible estadística de orfandad a causa de la pandemia.

En México 97 mil 951 niñas, niños y adolescentes perdieron a su padre entre el 1 de marzo del 2020 hasta el 30 de abril de este año, según reporta el último estudio publicado por la revista médica británica The Lancet.

“Estimaciones mínimas mundiales de niños afectados por la orfandad asociada al Covid-19 y la muerte de los cuidadores”, se llama el documento que señala que 33 mil 342 menores en México han sufrido la muerte de su madre y 32 han perdido a ambos padres.

Así es como México se ha colocado como el país con el mayor número de menores huérfanos a causa del fallecimiento de sus cuidadores principales por Covid-19, entre los 21 países que fueron incluidos en el estudio.

El panorama es indiscutiblemente desolador y hace urgente la necesidad de establecer apoyos eficaces para las niñas, niños y adolescentes que han sufrido la pérdida de sus principales proveedores, sin embargo, hasta que se publicó el estudio de The Lancet, no se tenía una cifra sobre la orfandad derivada del SARS-CoV-2.

Aquí nadie se había tomado la molestia de medir el tamaño de esa tragedia…

Hasta mayo pasado, la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes estimaba que el 42%, de más de 200 mil muertes registradas, correspondía a padres o madres de familia, sin embargo no hay un registro sobre los menores afectados.

Personas pasean en el Centro Histórico de la CDMX, la cual regresó a semáforo epidemiológico naranja.
Personas pasean en el Centro Histórico de la CDMX, la cual regresó a semáforo epidemiológico naranja.Foto: Cuartoscuro

En noviembre del 2020, la SEP, a través de la Coordinación Nacional de Becas para el Bienestar Benito Juárez y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, firmó un convenio de colaboración con el objetivo de apoyar a niños, niñas y adolescentes en situación de orfandad con una beca de 800 pesos.

Dicho acuerdo señalaba que la logística para la entrega de apoyos se realizaría con base en un padrón integrado con la información de los sistemas DIF nacional y estatales, pero hasta hoy ese padrón NO existe.

Sobre esto, la Red por los Derechos de la Infancia en México documentó que la dificultad para organizar estos datos se da, entre otras cosas, porque ante la emergencia, las áreas de trabajo social no siempre consiguen obtener de los pacientes de Covid-19 la información necesaria para conocer su dinámica familiar.

Además de que la mayoría de los registros se realizan en papel y no de forma digital, lo que complica aún más la labor de generar un documento virtual que contenga toda la información necesaria.

En su estudio, The Lancet puntualizó que la pérdida de los padres en el contexto de la emergencia sanitaria, aumenta exponencialmente el riesgo de problemas de salud mental en los menores de todo el mundo.

Pero en México, a esta problemática hay que agregar otras como la deserción escolar, el embarazo adolescente, el trabajo infantil forzado y el grave riesgo de quedar expuestos a ser víctimas de explotación, trata o pornografía infantil, actividades que han ido en aumento casi al mismo ritmo que la pandemia.

El censo realizado por el Inegi en 2020 contabilizó a más de 22 mil personas entre cero y 19 años que viven en albergues para menores y otras 64 mil personas que residen en centros de asistencia social y cada uno de ellos representa un ciudadano en vulnerabilidad.

En México, más de 140 mil menores que han perdido a sus principales protectores, hoy están invisibilizados, a merced de un futuro incierto, sin un plan para ellos, porque ni siquiera sabemos ¿quiénes son? y ¿dónde están?

En medio de la tercera ola de contagios que se vive en México, nuevamente son los más jóvenes los que están quedando rezagados, mientras las hospitalizaciones están volviendo a escalar.

Pero entonces, de esta tragedia, ¿habrá alguien que se haga responsable?…