Mónica Garza

Javier, el trágico número 303…

GENTE COMO UNO

Mónica Garza*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mónica Garza
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Una camioneta roja a toda velocidad da la vuelta en la calle Abasolo, en la colonia Santa María Tepepan, en Tlalpan. Un hombre va colgado en el cofre y hay humo de detonaciones. Quien se aferra a la carrocería es un policía y cae del auto luego de los disparos. Muere en el lugar.

Javier Sánchez Álvarez, elemento de la Secretaría de Seguridad Ciudadana del sector Huipulco-Hospitales, había intentado detener al vehículo relacionado con una balacera ocurrida minutos antes.

En el incidente un civil resultó ser un daño colateral. Se trata del comúnmente escandaloso actor Alfredo Adame, quien fue agredido en el lugar de los hechos, hasta quedar con 4 fracturas en el pómulo y el desprendimiento de retina de un ojo.

Por increíble que parezca, la noticia se volcó más en el actor que en el policía muerto en cumplimiento de su deber. Aunque Javier Sánchez sea uno de los más de 300 elementos de la policía asesinados en México en lo que va de este 2022.

Es quizá el 303, de acuerdo al Registro de policías asesinados realizado por la organización Causa en Común, que hasta el 22 de septiembre había contabilizado 302 homicidios a elementos policíacos.

Según este mismo reporte, del 15 al 22 de septiembre sumaron al menos 14 casos de policías muertos, en Baja California, Michoacán, Zacatecas, Guanajuato, Veracruz, Sonora, Morelos, Jalisco, Guerrero y Nuevo León.

Y es que precisamente el mes que acaba de terminar, está considerado —nuevamente— como el más violento del 2022, donde sólo el 14 de septiembre mataron a 102 personas y en las fiestas patrias, entre el 15 y 16 de septiembre sumaron 162 asesinados.

Momento en el que el oficial Javier Sánchez Álvarez intenta detener el vehículo en fuga.
Momento en el que el oficial Javier Sánchez Álvarez intenta detener el vehículo en fuga.Foto: Especial

En junio pasado, en un operativo en Jalisco, 4 policías quedaron abatidos. Ese mismo mes, 6 policías de la Fuerza Civil también murieron emboscados en cumplimiento de su deber; hace poco más de una semana dos policías del municipio de Ciudad Hidalgo en Michoacán, fueron ejecutados y sus cuerpos abandonados dentro de un vehículo oficial donde dejaron una cartulina con un mensaje de amenaza.

En Zacatecas, el mismo día que se registró la balacera donde murió Javier Sánchez, otros seis agentes de seguridad fueron asesinados, entre ellos el director de la Policía Municipal de Calera.

Zacatecas es hoy la entidad que ocupa el primer lugar en homicidios de policías junto con Guanajuato, seguidos por Veracruz, Michoacán y Jalisco.

Del 1 de diciembre de 2018 al 22 de septiembre de este 2022, han matado por lo menos a 1,717 policías en nuestro país.

En promedio asesinan a 1.12 policías diariamente y aunque la corrupción es un cáncer difícil de erradicar en las instituciones de seguridad, sí hay quien quiere cumplir con su deber, pero las condiciones precarias en las que trabajan, los exponen a finales trágicos.

En México hay 0.9 policías por cada mil habitantes (Inegi), cuando el ideal establecido por el Modelo Óptimo de la Función Policial del gobierno federal, señala que debería de haber 1.8 agentes por cada mil habitantes, es decir, el doble.

Tenemos 10 entidades con tasas menores a 0.5 policías por cada mil habitantes, como Coahuila (0.1) y Baja California (0.2).

En algunas corporaciones las jornadas son extenuantes y los salarios paupérrimos, en relación al nivel de riesgo que algunos agentes enfrentan, sobre todo en las entidades con elevados índices de violencia como Guanajuato, donde hay municipios en los que el salario mensual es de 10 mil 460 pesos, incumpliendo con lo marcado por el Secretariado Ejecutivo y la Comisión Nacional de Salarios Mínimos.

Pero el salario es sólo una de las quejas que durante los primeros cuatro meses de 2022 desataron 13 paros, 8 emplazamientos y 22 manifestaciones; a ello se suman las malas condiciones laborales, la falta de equipamiento y el hostigamiento laboral; la falta de pago de sueldos y aguinaldos, de aumento en salarios y bonos, así como el pago de pensiones para policías jubilados y viudas, o destitución de directores y secretarios de seguridad.

La cruda realidad en México es que casi dos mil policías han sido asesinados en lo que va de la presente administración, en el marco de una violencia que ha impactado a prácticamente todo el país, a cada ciudadano… y que hoy alcanza a una autoridad que ya parece no serlo…