Rafael Solano

Complejidades electorales

DE LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

Rafael Solano
Rafael Solano
Por:

Han comenzado las campañas de cara a las elecciones del 6 de junio y las preferencias electorales se mueven desde lo local. A diferencia de 2018 donde el ancla de campaña fueron los candidatos presidenciales, en esta elección 2021 el arrastre estratégico proviene desde lo local a través del paraguas de las candidaturas a gobernadores y alcaldes.

La suposición de que la elección será refrendo o no de la gestión presidencial, poco a poco va esfumándose. En cada una de las micro elecciones que se viven alrededor del país, el componente local comienza a predominar. Esto nos demuestra que la elección ya es diferente y a pesar del intento de convertir la elección en un refrendo del mandato presidencial, el ambiente local ante la concurrencia de las elecciones ha sido más apabullante de lo que se esperaba.

Pese a que las encuestas al congreso continúan mostrando estimaciones estables, cuando se analizan las elecciones locales, la alta competitividad local que se registra no coincide con las estimaciones congresionales. Este efecto está claramente percibido en Presidencia de la República, lo que se refleja en la rapidez con que se han comenzado a detonar reformas legales previo a una nueva legislatura.

El voto lineal logrado en 2018, a través de artilugios propagandísticos, mediante los cuales se violaron los topes de fiscalización del candidato López Obrador, apareciendo en promocionales locales, estatales y federales en conjunto con todos los candidatos, está totalmente cerrado. Y pese a la predominancia mediática presidencial, muchos candidatos del partido gobierno no están alcanzando a explicar por qué un ciudadano debería votar por ellos, y en su caso quienes intentan reelegirse, no logran exponer cuáles fueron sus logros en tres años. Pareciera que la factura está llegando a través de la falta de cuadros y la predominancia de un solo personaje.

Aunado a esto, la complejidad electoral también se expresa en lo estricto en que se han convertido las reglas electorales, al punto de caer en la sobrerregulación, restringiendo el ingreso de nuevos jugadores, independientes o sociedad civil, alejando a la ciudadanía de la organización política. En el México de hoy, es menos probable que un ciudadano común, con un equipo de ciudadanos, pueda acceder a una candidatura competitiva en un partido competitivo, que hace 20 años.

Ni hablar de la figura independiente. En 2021, es prácticamente suicida que un ciudadano común entre al esquema. Si fracasa, lo más probable es que termine con multas y restricciones a sus derechos políticos. Las instituciones electorales, lejos de alentar la participación y la representación, la desalientan, atentando contra el espíritu de responsabilidad cívica.

Las mayores complejidades electorales están 1) entre las concurrencias de elecciones que generan distorsión sobre los encargos de representación, y en los cuales es un error hacer análisis globales; en cambio el análisis debe provenir de entornos locales, lo que genera alta complejidad, y 2) en una sobrerregulación que desalienta la participación y castiga al ciudadano común que decide intentar participar como representante, lo que es una barrera de entrada muy importante para los nuevos jugadores. El sistema electoral mexicano se está convirtiendo, a propósito, o no, en uno muy restrictivo para el ejercicio de derechos políticos.