Roberto García Requena

Política de energía eléctrica a futuro

BANDA ANCHA

Roberto García Requena*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Roberto García Requena
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Con la llegada de la administración del Presidente López Obrador se quedó trunca la Reforma Energética impulsada por su antecesor. Se cancelaron proyectos de transmisión por un valor de dos mil millones de dólares, así como rondas de subastas para generación de energía eléctrica.No sólo eso, se modificaron leyes secundarias, reglamentos administrativos y se intentó, incluso, reformar la Constitución Política. Mas allá del debate ideológico respecto a la soberanía del Estado en materia energética, la situación del abasto de energía eléctrica en México ya llegó a su límite con apagones frecuentes en zonas extensas del país.

La demanda ya rebasó a la oferta, y el Estado no puede solo en el abastecimiento de energía eléctrica. Por ello es por lo que se necesita, sin lugar a duda, de la participación del sector privado en este rubro de la economía.

Sin embargo, los inversionistas ven con mucha cautela a México como país destino de su dinero. El cambio de reglas, como ya mencioné, es un factor que espanta al capital privado. Se necesitan establecer reglas claras, generar seguridad jurídica y una regulación certera y transparente que aliente la inversión privada.

El principal obstáculo del llamado nearshoring en México es el abasto de energía eléctrica. Las empresas transnacionales que buscan establecer sus plantas en este país para atender el mercado norteamericano se encuentran que sus necesidades de consumo eléctrico muy probablemente no podrán ser satisfechas. Sino pregúntenle a Tesla todo lo que pidió en esta materia para hacer efectiva la instalación de su planta en Nuevo León.

Quien quiera que sea que gane la presidencia de la República el año que viene tendrá que establecer y ejecutar una política de energía eléctrica que busque asegurar el abasto en todo el país. Para ello van a necesitar de la participación de inversión privada.

Si no hay políticas y regulaciones estables y sólidas, un marco legal y contractual que de certidumbre y un órgano regulador fuerte, independiente y autónomo del Ejecutivo, difícilmente van a convencer a los inversionistas, nacionales y extranjeros, de participar en la creación de infraestructura.

En otro tema. Una buena noticia es la desaceleración de la inflación en México. En la primera semana de octubre el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) aumentó tan sólo 0.24 por ciento, ubicando la inflación anual en 4.27 por ciento, por debajo de las expectativas del mercado.

Habrá que esperar a ver cómo reacciona Banco de México a estos datos, pero eventualmente las tasas de interés tenderán a bajar.