Salvador Guerrero Chiprés

Ni Hegel ni Gramsci

CIVITAS

Salvador Guerrero Chiprés *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Salvador Guerrero Chiprés
 *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

¿A quién debe pertenecerle el liderazgo social, a la sociedad civil o a la ciudadanía? ¿De quién es legítima la voz y de quién no?

Un dirigente nacional de partido, de fracción, gobernante de una alcaldía, de una entidad, puede decir falsedades absolutas y se le puede publicar evidencia de irregularidades, incluso provenientes de fuentes comprobables y sofisticadas como lo ha hecho la prensa y permanecer intocado en ausencia de orden de aprehensión o incluso con ella. Sin embargo, conserva aspiraciones políticas. O dirige partidos. Alguno de ellos incluso ha sido sentenciado.

La probabilidad de pleno ejercicio de los derechos ciudadanos es muy amplia para los actores políticos. No lo es en general.

Para las y los demás ciudadanos siempre es una épica de sobrevivencia: tienes derecho a ser neutral, pero no a tener posición política. La Constitución avala la participación ciudadana en todas sus dimensiones; sin embargo, algunos partidos prefieren omitir esa realidad. O actores puristas deciden quién debe tener derecho y quién no. Y se lanzan a la excomunión.

La sociedad civil y la ciudadanía tienen preferencias diversas, mayorías y minorías relativamente estables y un espacio de indefinición que es aspiración de control de los partidos, especialmente de la oposición ante el grado de compromiso o identidad generado por Morena y el Presidente Andrés Manuel López Obrador, así como la persona que dará continuidad al cambio de régimen iniciado en 2018; muy probablemente, Claudia Sheinbaum Pardo.

Sostengo que deberíamos estimular frentes cívicos, comunidades, colectividades políticas y ciudadanas para fomentar la competencia a favor de la ciudadanía donde existan diálogos y equilibrios y no exclusiones de quienes critican la exclusión.

¿Es la sociedad el universo social o sólo una de sus partes mayoritarias o más influyente? ¿Es un espacio de corrupción y opulencia o de la emancipación individual hacia el utópico reino de la libertad frente al poder del cuerpo ejecutivo del Estado?

¿Es la sociedad civil de Hegel o es la de Gramsci? ¿Es de derecha o de izquierda? ¿Es de todas y todos o es de mis amigas y amigos blindados en su ceguera ideológica de taller?

¿Es la ciudadanía de Solón o la de quienes reivindican sus derechos políticos en México en 2023?

“Stakeholders» y “citizens” deben definir las reglas, tono, tiempos, alcance y objetivos de la participación. Deben interactuar para matizar el poder de los partidos y sus dirigentes.

Hegelianos y gramscianos pueden no estar tan distantes si aceptan que la sociedad civil es entonces el punto de encuentro entre lo particular y lo universal, el interés individual y el general, el ámbito público y el privado; entre ellos arriba y nosotros abajo o en medio o viceversa. Es la sociedad civil una plaga o una bendición. Los partidos y los gobiernos, ¿cuán diferentes son para intentar determinar quién eres políticamente? Se verá.