Valeria Villa

1 año de terapia

LA VIDA DE LAS EMOCIONES

Valeria Villa*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria Villa
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Seré de efecto retardado, pero me sigue impresionando cómo cambiamos después de la pandemia. En el mundo de la terapia el cambio fue drástico. Tengo pacientes que viven en el poniente de la ciudad a quienes nunca más volví a ver en persona. Nos vemos cada semana en Zoom como si viviéramos en ciudades o países distintos. Con ventajas y limitaciones, la terapia virtual se consolidó. A veces no hay más remedio que hacerla de lejos pero si pueden hacerla de cerca, no se ahorren el esfuerzo aunque vivan en ciudades imposibles como la CDMX.

Sin violar el secreto profesional, pienso que puede ser interesante relatar algunas de las razones por las que la gente vino a terapia este año. Al margen del producto en el que se convirtió estar bien y ser nuestra “mejor versión”, cuando se hace terapia en formato clásico, los temas más frecuentes para buscar ayuda son:

Terminar relaciones amorosas deriva, para muchos, en una crisis existencial. Qué sigue después de esa relación tan larga y tan importante; habrá alguien en el mundo que le quiera como es; tal vez le faltó algo para que lo eligieran. La relación amorosa que termina, aunque duela tanto, puede ser una oportunidad de crecimiento emocional.

Los ideales inalcanzables y su impacto en la estima de sí. Algunos pacientes se comparan con otros hombres o mujeres, siempre para salir perdiendo. Los otros son mejores que ellos, se sienten poca cosa o en deuda con un destino grandioso que alguien les enseñó a anhelar. El miedo a no ser aceptados lleva a muchas personas a ser complacientes, a ocultar sus opiniones y quiénes son, para acomodarse a lo socialmente aprobado y así pertenecer.

Los sentimientos de tristeza, la sensación crónica de vacío o de insatisfacción, de origen aparentemente inexplicable, trae a la gente al consultorio. El enigma que es en parte la vida mental da sentido al recuento de la historia para mirar despacio la vida vivida, que por la prisa, la ansiedad, el miedo o el dolor a la verdad, ocurre como si fuera una noche en la que casi no se ve nada.

Parejas imposibles que llegan a terapia con la fantasía de hacer cambiar a la otra persona en más o menos el noventa por ciento de su forma de ser. La fantasía narcisista del control omnipotente del objeto, o sea, querer que la pareja quiera lo que yo quiero, en pleno 2023 y a pesar de todas las transformaciones que ha tenido la idea del amor, habla de lo inmutables que son las expectativas inconscientes. El deseo de que alguien repare al niño lastimado persiste.

Muchas personas consultaron este año debido a la rivalidad o mala relación que tienen con su familia política, frecuentemente la temida suegra.

Es impresionante la veneración con la que adultos “independientes” tratan a sus padres en detrimento de la pareja. No debería ser competencia, pero por lo menos en la cultura mexicana, aquello de honrarás a tu padre y a tu madre, tu madre es una santa, está vigente y se convierte en una fuente de conflicto importante entre las parejas.

Trabajos demandantes que son como una relación fatal sobre todo para los hombres que me consultan, que no conciben la vida más allá del trabajo y que cuentan con una muy honorable justificación para no estar presentes en sus relaciones personales. Sobre todo los hombres se quejan de establecer relaciones de explotación o de autoexplotación con el trabajo remunerado.

Entre la gente que me consulta, hay igual número de hombres, mujeres y miembros de la comunidad LGBT preocupados por no ser atractivos, por no tener pareja, por no despertar deseo o amor sino ser lanzados a la friendzone 10 de 10 veces, que conservan viva la fantasía adolescente de que una vez que encuentren a alguien que les corresponda, todo va a estar bien. Prevalece la idea lastimosa de la soltería y sigue vivo el prejuicio de que es más feliz la gente que tiene pareja.

Éstos son sólo algunos de los motivos de consulta. Son decenas de razones por las que la gente viene a terapia. Espero que esta columna sirva para que quien la lee, considere hacer terapia antes de intentar curarse mediante cuentas de Instagram o de TikTok, que hacen el diagnóstico de TDAH y de TEA en tan sólo 10 preguntas y que venden un taller mágico de fin de semana.

Gracias por leerme durante este año, gracias por confiar en mí y gracias por darle una oportunidad a pensar de modo más complejo sobre la idea del bienestar emocional.

Felices fiestas.

(Ésta columna regresará el 12 de enero del 2024)

También puedes escuchar la columna aquí.

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