Valeria Villa

Hay amigos para todo

LA VIDA DE LAS EMOCIONES

Valeria Villa*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria Villa
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Cada vez es más frecuente encontrar en redes sociales como TikTok, consejos para dar por terminada una amistad, como por ejemplo decir que ya no se tiene energía para cuidar de la relación, que ya no fluye, que se acabaron los intereses compartidos. Como si fuera necesario informar que vamos a despedir a alguien de nuestra vida.

La amistad es un vínculo fluido y voluntario pero tal vez no lo hemos asumido así y estamos esperando que nuestros amigos estén pendientes de nosotros, que tomen tantas iniciativas como nosotros para hacer planes juntos y que siempre nos hagan sentir importantes y especiales. Además de las expectativas grandiosas, tenemos el problema de la comunicación: ¿los verdaderos amigos se ven en persona, hablan por teléfono o whatsappean 24/7? Otro problema es la llamada epidemia de soledad, que es una de las consecuencias de la reciente pandemia por Covid. El distanciamiento social se volvió un estilo de vida para mucha gente que ya no tiene tantas ganas de salir a encontrarse con amigos. Muchos prefieren quedarse en casa a ver una serie y ahorrarse el trabajo de salir de la casa, transportarse, gastar y correr el riesgo de contagiarse de algo.

Jeffrey Hall es profesor de comunicación en la Universidad de Kansas y ha dividido las expectativas de amistad en seis categorías: 1. Una mirada positiva o la idea de que le gustamos a nuestro amigo tal y como somos. 2. La posibilidad de revelar asuntos personales con libertad 3. La disposición para ayudar en cosas tangibles. 4. Coincidencias en la visión del mundo 5. Disfrute, diversión, el sentimiento de que la conversación se da fácil y es entretenida. 6. Agencia, porque es agradable tener amigos ricos o poderosos que puedan ayudar a encontrar un trabajo o que te invitan a su casa de verano.

Cada uno de nosotros privilegiará alguna de estas categorías. Habrá amigas para divertirse y reírse y otras para conversar y llorar juntas. Nunca una sola persona podrá llenar todas las necesidades y expectativas. Depositar en una sola amiga todo lo que esperamos de la amistad no es buena estrategia, igual que en las relaciones amorosas. Tener una sola amiga que realmente nos escucha nos pone en riesgo de desilusión.

Dice Olga Khazan, colaboradora de The Atlantic, que en lugar de despedir amigos de nuestra vida, sería mejor hacernos de más, tener más, mantener abiertas las puertas de la amistad. Es válido hablar de frente con un amigo que nos ha desilusionado y contarle lo que nos lastimó, pero no hay que olvidar que hay rasgos del carácter que no cambian ni siquiera después de hablarlo muchas veces. Hay gente que no puede dejar de ver el celular mientras sostiene una conversación con nosotros o que es crónicamente impuntual o demasiado salvaje para decir lo que piensa. En realidad la única solución es decidir con qué personas podemos seguir siendo amigos porque las queremos como son.

También es verdad que los amigos van cambiando de lugar en nuestro corazón y algunos que eran muy importantes lo dejan de ser y otros que no lo eran se vuelven más cercanos. El tiempo, las ocupaciones, los intereses, tener o no pareja, impacta en la calidad de la amistad, pero es mejor ser flexible para no evaluar a nuestros amigos con la escala de todo o nada. No es necesario comunicarle a nuestra exmejor amiga que ya no lo es, porque aunque ya no tenga ese lugar, tal vez la relación pueda recuperarse más adelante. El tiempo a veces da la claridad. A veces descubrimos que no perdimos nada al alejarnos de alguien pero a veces, cuando ya pasó el enojo o la desilusión, nos damos cuenta de que siempre querremos a esa amiga, a veces más cerca y a veces más lejos.

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