Fraude, abuso de confianza y corrupción

Fraude, abuso de confianza y corrupción
Por:
  • gabriel-morales

Fraude, abuso de confianza y corrupción. Éstos son los tres delitos de los que se le acusa al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien a decisión del fiscal general deberá enfrentarse a un juicio en los próximos meses. Por primera vez en la historia de Israel un primer ministro en funciones enfrenta cargos criminales.

El proceso ha sido largo y tortuoso, y en su defensa, Netanyahu ha tratado ya por años de desacreditar a todos los involucrados en esta saga. Primero denunció a la izquierda y a los medios de comunicación, acusándolos de contubernio. Por más de un año, Netanyahu argumentó, una y otra vez, que todo se trataba de mentiras y chismes que los medios y sus rivales políticos trataban de promover para dañarlo políticamente.

Luego le tocó el turno a la policía. Después de que, con base en la evidencia, el jefe de la policía nacional (que él mismo designó) anunciara que recomendaba enjuiciar a Netanyahu en tres casos distintos, el primer ministro salió al ataque con su famosa frase: “no habrá nada, porque no hubo nada”. Por meses atacó a la policía, acusándola de sucumbir a la presión de la izquierda y los medios.

Entonces empezó la verdadera lucha. El fiscal general, antiguo aliado de Netanyahu, tenía la responsabilidad de, con base en las recomendaciones de la policía, decidir si Netanyahu iría a juicio. Fueron estos meses difíciles para el Estado de Israel, Bibi no dudó en sacar hasta sus últimas armas: acusó a la policía de forzar a testigos a declarar en su contra; siguió con sus ataques a los medios; se lanzó en contra de la Fiscalía General, de las cortes; usó su poder para esparcir historias falsas sobre los personajes involucrados tanto en las investigaciones como en los casos y trató de convencer al público de que se trataba de un par de regalos: ¿por unas charolas de comida quieren derrocar a un primer ministro?

Sin embargo, a pesar de que gran parte del público adoptó su versión, los casos van mucho más allá de regalos; se trata del caso de corrupción más grave en la historia de Israel —entre las acusaciones los testimonios indican que a cambio de historias favorables en la prensa, Netanyahu promulgó leyes que otorgaron a un conglomerado empresarial millones de dólares—.

Como Netanyahu sabía que el juicio llegaría, decidió tratar de promulgar una ley que lo protegiera de la justicia, siempre y cuando siguiera fungiendo como primer ministro. No obstante, los electores le dieron la espalda y después de las dos últimas elecciones fue incapaz de formar la coalición que le habría otorgado la inmunidad.

Esta semana llegó el esperado veredicto: corrupción. En sus patadas de ahogado Netanyahu salió entonces en un discurso tragicómico a decir que esto se trata de un golpe de Estado y a desacreditar todas las instituciones democráticas, en especial a las cortes. Un primer ministro que sale en contra de su propio Estado. En un esfuerzo por mostrar fuerza política, Netanyahu convocó a una gran manifestación a su favor, ministros cercanos de él amenazaron por años que de ir a juicio el pueblo saldría en defensa de Netanyahu.

Bibi puso todo su esfuerzo, levantando el teléfono personalmente. Y así fue como el día de antier salieron sus fieles a manifestarse. Los reportes dicen que no más de 5 mil personas asistieron al evento.